Se ha ordenado una purga de esperma congelado en el estado australiano de Queensland, después de que una auditoría de su organismo de salud encontrara que casi la mitad de las muestras de fertilidad estaban en riesgo de ser mal identificadas. Tales errores pueden privar a los padres e hijos donantes de información genética clave y registros médicos, y los defensores dicen que crean un peligro de incesto accidental. Queensland alberga una de las mayores industrias de fecundación in vitro del país, sin embargo, está autoregulada y ha sido objeto de escrutinio, ya que algunos de sus mayores proveedores enfrentan acusaciones de mala praxis. La limpieza agrava la escasez nacional de esperma donado, impulsada por una alta demanda, regulaciones más estrictas y interrupciones relacionadas con la pandemia. Uno de cada seis matrimonios australianos enfrenta dificultades para formar una familia, según datos del gobierno, y muchos dependen cada vez más de donantes para concebir. Una investigación sobre el sector multimillonario en Queensland realizada por el defensor de la salud del estado esta semana encontró “problemas sistémicos” relacionados con “calidad y seguridad” y “garantías para consumidores, donantes e hijos concebidos por donantes”. El informe detalló cómo el 42% de las donaciones de esperma, muestras de óvulos y embriones en Queensland tenían problemas de “identificación y trazabilidad”, lo que significa que las clínicas habían perdido la pista o etiquetado incorrectamente las muestras, o las habían permitido deteriorarse por debajo de los estándares de laboratorio. También se presentaron denuncias de pacientes que acusaron a los proveedores de fecundación in vitro de no revelar las condiciones médicas de los donantes, de identificar incorrectamente óvulos y embriones, y mezclar esperma, lo que una familia dijo que había resultado en que fueran padres de hijos de diferentes padres biológicos. El organismo recomendó que todos los proveedores de fertilidad destruyan el material donado almacenado que no cumpla con los estándares actuales de identificación. “El impacto en los consumidores y los hijos concebidos por donantes… no puede ser subestimado”, concluyó el informe, agregando que los proveedores de fertilidad deberían ofrecer “asesoramiento adecuado”. No está claro cuántas muestras de esperma podrían ser destruidas, pero el defensor consideró “miles” congeladas antes de 2020 como “de alto riesgo” porque “no cumplían con el doble testigo”, una práctica en la que dos profesionales de fecundación in vitro verifican que el material del paciente ha sido etiquetado correctamente. Anastasia Gunn, una madre que demanda a uno de los proveedores de fertilidad de Queensland por presuntamente proporcionarle el esperma equivocado en 2014, dijo a The Guardian Australia que estaba “horrorizada [pero] no sorprendida” por los hallazgos del defensor. “Es aterrador pensar cuántos pacientes pueden haber concebido sin saberlo con el esperma equivocado. “¿Por qué las clínicas no hacían una doble verificación cuando estaban creando seres humanos? Los efectos de estos errores duran generaciones”, agregó.
