Mientras Gran Bretaña Vota, Cambios Se Perciben en el Ambiente. Optimismo, No Tanto.

Los votantes acudieron a las urnas en Gran Bretaña el jueves con un estado de ánimo dispéptico, muchos de ellos frustrados con el gobierno Conservador y escépticos de que cualquier reemplazo pueda desentrañar el enredo de problemas que aquejan al país. Su escepticismo está justificado, según los analistas. Incluso si el Partido Laborista gana una sólida mayoría en el Parlamento, como indican las encuestas, se enfrentará a una serie de desafíos, desde una economía lánguida hasta un Servicio Nacional de Salud corroído, sin tener muchas herramientas para solucionarlos. El líder laborista, Keir Starmer, heredaría un “legado de cenizas”, según Robert Ford, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Manchester. Y los votantes, que menos de cinco años atrás eligieron a los Conservadores por mayoría abrumadora, probablemente no le darán a Starmer mucho margen para revertir la situación. “El mensaje no podría ser más claro: debes lograr un cambio, o estás frito”, dijo el Sr. Ford. “La gente no será paciente.”

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