Los estudiantes de la Escuela Secundaria Davis en Compton.
Crédito: Cortesía de la Oficina de Educación del Condado de Los Ángeles
En los ruidosos debates sobre la inteligencia artificial (IA) en la educación, hay una tendencia desafortunada a hacer afirmaciones audaces sobre su papel en la enseñanza y el aprendizaje, ya sea como panacea o como el clavo final en el ataúd del conocimiento humano. El ruido es desconcertante y no es útil. Demasiados componentes de la IA todavía están surgiendo, y no se pueden predecir resultados con certeza. Nadie sabe cómo se resolverá esto.
Como dos personas involucradas en la tecnología educativa – un profesor universitario que dirige aceleradores de tecnología educativa y una directora ejecutiva de asuntos públicos y comunicaciones de K-12 – creemos que la gente debería detener las predicciones extremistas. En cambio, argumentamos que nuestros maestros, personal, estudiantes, padres y líderes necesitan explorar la IA.
Una evaluación de necesidades reciente realizada en colaboración entre la Oficina de Educación del Condado de Los Ángeles y la organización sin fines de lucro Project Tomorrow mostró que los administradores y maestros quieren y necesitan más información sobre los riesgos y beneficios potenciales de la IA generativa. Armados con capacitación, apoyo y pautas responsables como las desarrolladas a través de las pautas de inteligencia artificial de Los Angeles COE, los maestros que utilizan la IA en el aula pueden ayudar a desarrollar nuevas fronteras del aprendizaje.
Es útil entender el contexto: la inteligencia artificial ha existido en la educación durante años. La IA para el aprendizaje es simplemente un software que aprovecha datos para apoyar o reemplazar actividades humanas para ayudar a las personas a comprender, experimentar o conceptualizar el mundo que les rodea. Es una tecnología de aprendizaje. En economía, pensamos en la tecnología como algo que mejora la productividad del proceso. Una tecnología de aprendizaje es simplemente cualquier cosa que haga que el aprendizaje sea más barato, mejor, más rápido o más simple de producir.
Si uno utiliza esta definición, hay argumentos razonables de que la IA no es la tecnología de aprendizaje más disruptiva. De hecho, las tecnologías de aprendizaje más impactantes incluyen el plan de estudios y la pedagogía (ambos cumplen con la definición), así como la invención del lenguaje en sí, posiblemente la tecnología de aprendizaje más crucial. A lo largo de la historia humana, los avances tecnológicos han evolucionado junto a nosotros, influenciados por contextos culturales, y a menudo nos han impactado a un ritmo más lento de lo anticipado. Las variaciones actuales en la enseñanza y el plan de estudios probablemente tendrán un mayor impacto en los resultados educativos que la adopción de la IA.
Gran parte de la charla positiva sobre la IA se centra en su potencial para proporcionar soluciones a gran escala para apoyar a estudiantes, educadores y personal del distrito a costos más bajos. En estas conversaciones, la IA puede mejorar el aprendizaje personalizado a través del despliegue de chatbots como tutores y dispensadores de consejos. El escenario donde cada estudiante tiene un tutor individual es una forma de pensar en la IA en la educación. Pero esa vista es limitada. Podría haber consecuencias no deseadas si los estudiantes pasan tiempo excesivo aislados con un chatbot y no interactúan con otros humanos. Esto nos lleva de nuevo al punto de que la tecnología evoluciona con nosotros. La pandemia nos enseñó que necesitamos humanos en la sala, especialmente porque los empleadores tienden a querer personas que puedan trabajar con otras personas.
En lugar de centrarse solo en la tecnología, deberíamos prestar atención a experimentos audaces que exploren cómo las tecnologías de IA pueden apoyar a los aprendices a medida que maduran en adultos hábiles en pensamiento crítico, comunicación, empatía y colaboración.
Y deberíamos hacerlo ni como vendedores de productos ni como agitadores.
Implementemos la IA como una herramienta, con los humanos como foco. Imagina grupos donde la mitad de la colaboración reside en la interacción humana y la otra mitad con la orientación de la IA. En este escenario, los estudiantes se agrupan dentro del andamiaje que proporciona la IA para apoyar sus habilidades para participar en la resolución de problemas y el pensamiento crítico, alineados con una actividad práctica. Obtienen los beneficios del aprendizaje personalizado y obtienen lecciones al escuchar otras opiniones, responder a puntos de vista diversos y navegar por relaciones críticas para el éxito.
La experimentación puede ser difícil en un entorno educativo. Si esperamos satisfacer las demandas de la sociedad impulsada por la IA del mañana, la experimentación para el crecimiento y el aprendizaje debe ocurrir de manera responsable. Necesitamos apoyar a nuestras escuelas y distritos mientras trabajan para comprender cómo las complejidades de la educación coexisten con el uso cuidadoso de la tecnología. Debemos darles espacio y aliento para mantener entornos de aprendizaje maravillosos, con IA y más allá.
Experimentemos y aprendamos antes de proclamar a la IA como un salvador o un apocalipsis. En el camino, podemos dar paso a la próxima generación de adultos preparados para guiar a la sociedad por caminos que eleven y apoyen a la humanidad para un mañana mejor.
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Doug Lynch es profesor en la USC, donde enseña innovación y economía a estudiantes de doctorado. Ha sido una voz líder en tecnología educativa durante más de 30 años y fundó tres aceleradores de tecnología educativa, incluido uno en la USC.
Elizabeth Graswich es directora ejecutiva de asuntos públicos y comunicaciones de la Oficina de Educación del Condado de Los Ángeles.
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