La mayoría de las compañías farmacéuticas de EE. UU. obtienen grandes ganancias, no pagan impuestos.

La gran industria farmacéutica obtiene grandes beneficios en los Estados Unidos, pero ha dominado el truco contable de pagar pocos o ningún impuesto. Gracias al gran recorte de impuestos corporativos de Trump en 2017, la mayoría de estas corporaciones pueden transferir sus ganancias a otros países donde las tasas impositivas son más bajas.

Aunque reciben la mayor parte de sus ingresos de las ventas en los Estados Unidos y reportan grandes ganancias totales, la mayoría de las grandes compañías farmacéuticas con sede en Estados Unidos no pagan impuestos en el país.

Un nuevo análisis de los impuestos corporativos pagados por las mayores compañías farmacéuticas de Estados Unidos realizado por el Consejo de Relaciones Exteriores encontró que en 2023, las siete principales en términos de ingresos tenían una obligación fiscal combinada en los Estados Unidos de (-)$250 millones.

El dúo también señaló que, según las presentaciones de 10-K, muchas farmacéuticas informaron pérdidas en los Estados Unidos en 2023. Entre ellas: Pfizer, $4.4 mil millones; AbbVie, $3.5 mil millones; Merck, $15.6 mil millones; y Johnson & Johnson $2 mil millones.

Sin embargo, Setser y Weilandt estimaron que Eli Lilly (LLY) informó una ganancia de $0.9 mil millones en los Estados Unidos.

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Gilead Sciences (GILD) es una excepción entre las grandes biofarmacéuticas. Es la octava mayor biofarmacéutica de Estados Unidos en términos de ingresos, pero informó haber pagado $3 mil millones en impuestos en los Estados Unidos en 2023.

Setser y Weilandt explican cómo las farmacéuticas pueden registrar ganancias en Estados Unidos en el extranjero para ahorrar en impuestos. La primera razón es la Ley de Recortes de Impuestos y Empleos de 2017, que según la pareja estableció impuestos más bajos sobre las ganancias en el extranjero que sobre las ganancias en Estados Unidos, lo que incentivó a las compañías a registrar más ganancias en el extranjero.

En segundo lugar, dado que muchos medicamentos vendidos en el mercado estadounidense en realidad se fabrican en el extranjero, las compañías farmacéuticas deciden registrar esas ganancias en el país de fabricación.

Por último, muchas farmacéuticas han trasladado su propiedad intelectual a subsidiarias de su propiedad en lugares con tasas impositivas más favorables que Estados Unidos.

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