El reciente cambio en la carrera presidencial demócrata, con la retirada del presidente Joe Biden y el respaldo del vicepresidente Kamala Harris, presenta más que solo un cambio en el liderazgo. Ofrece un momento crítico para que el Partido Demócrata reevalúe su postura sobre una serie de temas, especialmente su enfoque en las tecnologías emergentes y la innovación.
Desde hace demasiado tiempo, ha existido una creciente percepción – a menudo justificada – de que el Partido Demócrata es excesivamente cauteloso, e incluso resistente, hacia las nuevas tecnologías. Esta postura, caracterizada por una prisa por regular y una tendencia a preservar el statu quo, corre el riesgo de posicionar a los demócratas como obstáculos al progreso en lugar de sus defensores.
Los desafíos y oportunidades presentados por las tecnologías emergentes demandan un enfoque equilibrado y progresista. Desde la inteligencia artificial y las criptomonedas hasta la tecnología verde y más allá, estas innovaciones remodelarán nuestra economía, mejorarán la sociedad y, si las abrazamos, fortalecerán el liderazgo global de Estados Unidos en el siglo XXI. El enfoque del Partido Demócrata hacia estas tecnologías será fundamental para determinar no solo la tasa de crecimiento económico en las próximas décadas, sino también para abordar temas críticos como el cambio climático y la inclusión financiera.
Tomemos, por ejemplo, la postura actual del partido sobre las criptomonedas. Si bien ha habido pasos positivos, como la mesa redonda reciente del Representante Ro Khanna que reunió a líderes de la industria y responsables políticos, el enfoque general, particularmente desde organismos reguladores como la SEC, ha creado una impresión de oposición virulenta. Esta postura corre el riesgo de alienar a un segmento creciente de votantes que ven las criptomonedas como un tema crítico para el futuro, con encuestas recientes que indican que uno de cada cinco votantes en los estados clave las considera un factor importante en las próximas elecciones.
Pero los problemas de percepción, regulación y aplicación se extienden mucho más allá de las criptomonedas. Al borde de una revolución en inteligencia artificial, ¿cuál es la visión demócrata para aprovechar el potencial de esta tecnología y mitigar sus riesgos? ¿Cómo podemos apoyar la inversión en tecnología verde y agilizar las reformas necesarias en permisos para acelerar nuestra transición hacia la energía limpia? Estas son las preguntas que exigen respuestas ponderadas y equilibradas por parte del liderazgo demócrata y una aceptación de los beneficios de la tecnología en lugar de centrarse en sus defectos.
El enfoque del partido en estos temas debe estar guiado por los valores democráticos fundamentales de inclusión, innovación y oportunidad económica. Sin embargo, también debe reconocer que la excesiva cautela y la sobre-regulación pueden sofocar el progreso que buscamos lograr. El impulso reflejo de regular las nuevas tecnologías tan pronto como surgen no es ni práctico ni popular, especialmente entre los votantes más jóvenes. Es hora de una reevaluación tanto del enfoque práctico como retórico de la política tecnológica.
Esto no quiere decir que la regulación no tenga cabida en este enfoque revitalizado. Por el contrario, una regulación inteligente y equilibrada es crucial para proteger a los consumidores y garantizar mercados justos. Pero dicha regulación debe desarrollarse en colaboración más estrecha con expertos de la industria, con un profundo entendimiento de las tecnologías involucradas y con el objetivo de fomentar la innovación en lugar de sofocarla.
A medida que los demócratas se unen detrás de un nuevo posible candidato, hay una oportunidad para redefinir la relación del partido con la tecnología y la innovación. Esto podría implicar algunas ideas concretas y accionables, incluyendo un compromiso de desarrollar una política tecnológica más explícitamente progresista que equilibre la innovación con las salvaguardias necesarias; interactuar de manera más abierta y frecuente con líderes de la industria tecnológica e innovadores; y simplificar los procesos regulatorios para permitir la implementación más rápida de nuevas tecnologías, especialmente en áreas críticas como la tecnología verde.
Abrazando un enfoque más equilibrado y pro-innovación, los demócratas pueden posicionarse como líderes en la conformación del futuro tecnológico de Estados Unidos. Este enfoque no solo se alinea con los valores democráticos fundamentales, sino que también tiene el potencial de atraer a grupos demográficos clave, incluidos los votantes más jóvenes y diversos y aquellos en estados clave centrados en la tecnología. Mucho se ha escrito sobre el cambio de Silicon Valley hacia la derecha en los últimos años. Si los republicanos se convierten en el partido pro tecnológico y los demócratas se interponen en el desarrollo tecnológico, la sociedad en su conjunto perderá.
En los años 90, la administración Clinton reconoció el vasto potencial de internet y diseñó políticas que allanarían el camino para que Estados Unidos se convirtiera en el líder indiscutible de la Era de la Información. Deberíamos volver a centrar nuestras prioridades en la prosperidad compartida y en el papel que desempeña la nueva tecnología en elevar los niveles de vida de todos.
Al entrar en este nuevo capítulo, es hora de que el Partido Demócrata vaya más allá de la percepción de ser el partido del “no” cuando se trata de nuevas tecnologías. En su lugar, debería esforzarse por ser el partido que dice “sí, y” – sí a la innovación y sí al desarrollo responsable. El futuro se está escribiendo ahora, y requiere las mejores ideas de todo el espectro político para asegurar que sea un futuro que funcione para todos. No es demasiado tarde para sentarse a la mesa y liderar el camino en la adopción de las tecnologías que definirán el futuro de Estados Unidos para esta generación y las generaciones venideras.
Kristin Smith es directora ejecutiva de la Asociación Blockchain. Las opiniones expresadas en los artículos de comentario de Fortune.com son únicamente las opiniones de sus autores y no reflejan necesariamente las opiniones y creencias de Fortune.
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