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Malasia lanzó su controvertido esquema de “diplomacia de orangutanes” el domingo en un esfuerzo por incitar a los países a seguir importando aceite de palma a pesar de los riesgos conocidos que plantea para el hábitat y la supervivencia de los animales.
El programa permite a los importadores “adoptar” orangutanes en el país. El gobierno también intentará limitar la deforestación, una consecuencia frecuente de las plantaciones de aceite de palma, dijo el ministro de materias primas de Malasia el domingo.
Los activistas de bienestar animal habían denunciado la propuesta original de enviar orangutanes al extranjero; los expertos creen que menos de 105,000 orangutanes viven en estado salvaje exclusivamente en la isla malaya de Borneo.
Malasia y otros países del sudeste asiático han intentado presentar un aspecto más limpio en los productos de aceite de palma desde que la Unión Europea prohibió productos vinculados a la deforestación. La industria del aceite de palma genera más de $39 mil millones al año en el PIB mundial y emplea a 3 millones de personas en todo el mundo, un millón de las cuales viven en Malasia, y se utiliza en todo, desde lápiz labial hasta pizza.