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En los últimos años, he estado lidiando con una aparente contradicción: ¿cómo permitir una cultura de alto rendimiento basada en valores? Para explorar esto, he estado buscando una filosofía que entienda el progreso y la activación como algo profundamente humano y que forme la base para una cultura en la que puedan florecer tanto el colectivismo como el individualismo. Llamo a esto el “Código Vikingo”. Me inspiré en mi tierra natal, Noruega, y en sus personas y logros extraordinarios en deportes, educación, política y negocios. Sin embargo, el Código Vikingo no se limita a Noruega; tiene el potencial de servir como una brújula universal.
Un fresco día de otoño en las calles de París. Tengo el honor y el placer de hablar ante un grupo de principales CEOs y políticos en la Embajada Real de Noruega—La Norvège en France. Las conversaciones en este día no son discusiones empresariales típicas. Están impregnadas de un profundo sentido de propósito y un compromiso con una causa mayor que el lucro, enriquecidas por el jefe del fondo soberano de inversión más grande del mundo, Nicolai Tangen.
Mientras escucho a Tangen, me doy cuenta de lo arraigado que está en la cultura noruega. Tangen combina el éxito personal con un profundo compromiso con el bien común. En él, veo la base de un nuevo entendimiento del logro y el éxito.
Unos meses más tarde, me encuentro con Tangen de nuevo en las nevadas calles de Davos durante el Foro Económico Mundial. Con prisa y con una agenda apretada, llevando su típica mochila noruega, parece tener tiempo infinito para una conversación. Hay algo mágico en las personas que parecen tener tiempo, están presentes y aún así logran tanto.
Liderazgo moderno
Tangen, con su distintivo acento noruego-inglés y siempre en movimiento con su mochila, encarna la imagen del moderno vikingo: siempre en movimiento, constantemente activo y ocupado. Su lugar de nacimiento, Kristiansand, es modesto y apenas sugiere cómo pudo haber conquistado una posición tan extraordinaria. Como jefe de Norges Bank Investment Management, administra el fondo soberano de Noruega. Este fondo, establecido en 1990, es la columna vertebral de la economía noruega y proviene de los excedentes crecientes del sector petrolero noruego. El objetivo es invertir los ingresos actuales de la producción de petróleo y gas noruego a largo plazo para preservarlos para las generaciones futuras en la era post-petróleo.
Con este fin, el fondo invierte globalmente en una variedad de activos, incluyendo acciones, bonos y bienes raíces. Tangen ha aumentado la transparencia del fondo al, por ejemplo, publicar las decisiones de voto del fondo cinco días antes de las juntas generales anuales. Esto ha fortalecido la influencia del fondo en la gobernanza corporativa y las iniciativas de protección del clima. Bajo el dinamismo de Tangen, este fondo prospera. Desde que asumió el cargo en septiembre de 2020, el fondo ha crecido constantemente de $1.1 billones a $1.7 billones, a pesar de todos los desafíos globales. Esto equivale a alrededor de $300,000 por noruego, y el rendimiento promedio a largo plazo de alrededor del 6% por año ha fortalecido la confianza en el fondo.
Tradicionalmente, el CEO del fondo soberano operaba tras bambalinas, pero Tangen brilla en el ojo público. Su podcast En Buena Compañía, disponible en plataformas como YouTube y Spotify, ha llamado la atención. Tangen es una especie de influencer moderno. Informa sobre asuntos corporativos y emprendimiento, educa sobre clima y sostenibilidad, y ofrece información detrás de escena de su fondo mientras habla con figuras destacadas de los negocios y los medios de comunicación.
Accesible, sencillo pero enfocado, aboga en el podcast por una nueva ética del desempeño al compartir sus perspectivas sobre el trabajo duro y sus valores con el público. Llega a jóvenes, al público en general, a inversores y a empresarios por igual. A veces lo ves con ropa deportiva que recuerda al astro del fútbol Erling Haaland; otras veces habla sobre gigantes tecnológicos como el fundador de OpenAI Sam Altman o intercambia ideas con grandes como Bill Gates, Elon Musk, Larry Fink o Satya Nadella. La audiencia tiene la impresión: Tangen es uno de nosotros, pero también un líder que se destaca y lleva consigo a toda una comunidad. Esto no solo afila inteligentemente el perfil del fondo, sino que también despierta interés y lo posiciona como un empleador atractivo en la “guerra por el talento” global. Lo que una vez fue un papel de gestión tradicional ha sido revitalizado hoy por Tangen como liderazgo moderno.
Disputa con Elon Musk
Tangen representa consistentemente la creencia de que el éxito se logra a través del trabajo duro y la dedicación. Tiene en mente el panorama general, pero se mantiene arraigado en sus micro-ambiciones a corto plazo y aprecia el proceso y los pequeños momentos que se suman a la realización de ambiciones más grandes. Encontrarse con él es como sumergirse brevemente en un remolino de dedicación, aspiración e inspiración.
A través de sus acciones y palabras, Tangen encarna un rechazo a las normas tradicionales, pero lo hace tejiendo su historia de éxito individual en la narrativa más amplia del progreso colectivo. Es prueba del potencial del Código Vikingo, donde la determinación individual y el espíritu comunitario pueden construir una poderosa simbiosis para el cambio. La historia de Tangen no es solo de astucia financiera, sino una narrativa más amplia sobre liderazgo, influencia y el poder transformador de redefinir el éxito. En el mundo de Tangen, el éxito se mide no solo en balances y valoraciones de acciones, sino también en el impacto que uno puede tener en la sociedad y el medio ambiente.
Tangen logra fortalecer su marca personal al enfatizar consistentemente los valores del colectivo. Y esta marca posee poder. Las empresas en las que Tangen invierte a través del fondo soberano de Noruega son conscientes de que cualquier paso en falso—ya sea en términos de clima o valores éticos—podría llevar a una pérdida de reputación en el panorama mediático actual. Esto no solo porque Tangen aborda abiertamente estas deficiencias, sino también porque no duda en retirar fondos, lo que puede impactar significativamente en el valor de las acciones.
Un ejemplo reciente es su podcast con el CEO de Tesla, Elon Musk. Poco después de la conversación muy abierta y armoniosa, Tangen se opuso a las altas demandas salariales de Musk, y el problema se hizo público. Tangen ve el desarrollo con escepticismo, diciendo: “Vemos que la avaricia corporativa ha alcanzado un nivel que nunca hemos visto antes, y se está volviendo realmente muy costosa para los accionistas en términos de dilución.” Musk dejó de seguir a Tangen en su plataforma X, pero la pérdida de imagen se quedó con el multimillonario volátil. Los valores no eran compatibles con el fondo soberano de Noruega. El fondo tiene más de 9,000 participaciones y posee el 1.5% de todas las acciones en bolsa. Un accionista minoritario con una influencia significativa.
El enfoque de Tangen es una mezcla de sabiduría noruega tradicional y conciencia global contemporánea. Él entiende que el verdadero liderazgo va más allá del éxito financiero; se trata de dar forma a un mundo mejor donde la prosperidad económica coexista con la responsabilidad ecológica y la integridad ética. Él se erige como un faro, llevando no solo a sus empresas a la rentabilidad, sino también animándolas a contribuir positivamente al planeta y a la sociedad.
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