La pobreza en Argentina aumentó para afectar a más del 52 por ciento de la población en los primeros seis meses de la presidencia autodeclarada “anarco-capitalista” de Javier Milei, según datos oficiales publicados el jueves. El informe del primer semestre de 2024 mostró que el 52.9 por ciento de los 47 millones de habitantes de Argentina ahora viven en la pobreza y casi uno de cada cinco son indigentes. La cifra de pobreza aumentó desde el 41.7 por ciento en la segunda mitad de 2023, según la agencia de estadísticas INDEC. Desde que asumió el cargo en diciembre, el gobierno de Milei ha aplicado un programa de austeridad drástico con el objetivo de eliminar el déficit presupuestario y domar la inflación crónica. Ha recortado subsidios para transporte, combustible y energía, incluso cuando miles de empleados públicos perdieron sus empleos. La inflación mensual en Argentina se situó en el 4.0 por ciento en julio, la más baja en 2.5 años, antes de volver a subir al 4.2 por ciento en agosto. La cifra anual de 236.7 por ciento en agosto sigue siendo una de las más altas del mundo. En diciembre, cuando Milei asumió el cargo, la inflación mensual aumentó un 25.5 por ciento después de que devaluó el peso en más del 50 por ciento. El movimiento, además de severos recortes presupuestarios, estranguló el poder adquisitivo. En enero, el gobierno informó su primer superávit presupuestario mensual en casi 12 años. – ‘Todos nos hemos vuelto más pobres’ – Los críticos dicen que los pocos éxitos de Milei han tenido un costo para los pobres y las clases trabajadoras. El PIB cayó un 1.7 por ciento en el segundo trimestre y el desempleo aumentó al 7.6 por ciento, siendo las mujeres las más afectadas. “En un país donde la pobreza se mide por ingresos, todos nos hemos vuelto más pobres”, dijo el portavoz presidencial Manuel Adorni el jueves antes del lanzamiento del INDEC, que predijo que reflejaría una “dura realidad”. “La mejor manera de luchar contra la pobreza es luchar contra la inflación”, agregó. La economista Marina Dal Poggetto dijo que este enfoque “excluye a mucha gente” y “crea una sociedad cada vez más fracturada”. Una de esas personas es Viviana Quevedo, de 57 años, que perdió su trabajo como empleada doméstica en diciembre y no ha podido encontrar uno nuevo. Habló con AFP en una acera de Buenos Aires, sosteniendo un cartel que decía: “Se busca trabajo”. Quevedo dijo que perdió su alojamiento porque ya no podía pagar su alquiler y estaba a punto de terminar en la calle, habiendo gastado su último dinero en un hotel para ella y su hija de 13 años. Dijo que recibió el equivalente a $85 del gobierno para el cuidado de niños, lejos de los $108 al mes que una persona necesita para no calificar como indigente. “La realidad que estamos viviendo es aterradora; hay un gran miedo porque el hambre trae miedo, el hambre trae terror”, dijo Quevedo desde detrás de la mascarilla que lleva para ocultar sus dientes faltantes. “Nunca he experimentado una situación como esta en mi vida”, dijo.