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El ejército de Israel golpeó el “centro de mando principal” de Hizbollah en los suburbios del sur de Beirut el viernes en un ataque dirigido a Hassan Nasrallah, líder del grupo, en el bombardeo más intenso de la capital del Líbano desde el inicio de su ofensiva.
El ataque en Beirut se produjo después de que el primer ministro Benjamin Netanyahu dijera en un discurso desafiante en la ONU que Israel “debe derrotar” al grupo militante libanés a pesar de la creciente presión internacional por un alto el fuego.
El ejército israelí dijo que había golpeado la sede de Hizbollah, que estaba ubicada bajo edificios residenciales. Dos personas familiarizadas con la situación dijeron que el ataque había apuntado a Nasrallah.
No hubo confirmación oficial de Hizbollah sobre si Nasrallah sobrevivió al ataque o estaba en Beirut cuando ocurrió.
Pero altos políticos iraníes dijeron a la televisión estatal de Irán que la muerte de líderes y comandantes de Hizbollah, el más importante proxy de la república islámica, por parte de Israel, no debilitaría al grupo.
El presidente reformista de Irán, Masoud Pezeshkian, instó a los países musulmanes a condenar el ataque israelí, al que describió como “crímenes de guerra flagrantes”. Dijo que su gobierno “se mantendría al lado del Líbano y del eje de resistencia”.
Un informante del régimen iraní advirtió que, ya sea que Nasrallah haya sido asesinado o no, el ataque del viernes “llevaría la guerra a una fase totalmente diferente”.
El presidente de EE. UU., Joe Biden, dijo que Washington “no tenía conocimiento ni participación en la acción de las Fuerzas de Defensa de Israel”. Al ser preguntado si le preocupaba que el conflicto escalara en la región, añadió: “Siempre estoy preocupado por eso”.
La Casa Blanca dijo que Biden había ordenado al Pentágono “evaluar y ajustar según sea necesario” la postura de las fuerzas armadas de EE. UU. en el Medio Oriente y tomar las medidas de protección adecuadas en las embajadas estadounidenses. La vicepresidenta Kamala Harris también fue informada sobre la acción israelí, dijo su oficina.
Los residentes de Beirut informaron haber escuchado potentes explosiones que sacudieron la ciudad, con grandes nubes de polvo y humo que se veían elevando. Al menos seis personas murieron y 91 resultaron heridas, según el ministerio de salud del Líbano. Se esperaba que esa cifra aumentara a medida que los equipos de rescate continuaran buscando sobrevivientes.
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Seis edificios fueron reducidos a escombros en el barrio de Haret Hreik del sur de Beirut, según la agencia de noticias estatal del Líbano.
Hizbollah controla la zona, que alberga muchas de las oficinas del grupo, incluidas las pertenecientes a sus instituciones de asistencia social, pero también es un centro urbano densamente poblado.
Tarde en la noche del viernes, el ejército israelí advirtió a los residentes de los suburbios del sur de Beirut que evacuaran “por su seguridad y la de sus seres queridos”.
“Están ubicados cerca de intereses de Hizbollah”, dijo Avichay Adraee, un portavoz militar israelí, en una publicación en X, que incluía mapas y especificaba calles y edificios. Las advertencias recordaban a las dadas por las FDI a los palestinos en Gaza antes de nuevas ofensivas.
Daniel Hagari, el portavoz jefe de las FDI, advirtió el viernes por la noche que Hizbollah había desarrollado misiles antinavío terrestres que presentaban un “peligro claro y presente para las rutas marítimas globales” y la infraestructura estratégica de Israel.
Agregó que la fuerza aérea israelí patrullaba cerca del aeropuerto de Beirut y no permitiría “vuelos enemigos con armas que aterricen”.
Temprano el sábado por la mañana, las FDI dijeron que estaban llevando a cabo “ataques selectivos” a armas de Hizbollah que habían sido almacenadas bajo edificios civiles en el área de Dahiyeh, un suburbio en el sur de Beirut.
El humo se eleva después de lo que la TV Al-Manar de Hizbollah dijo que fue un ataque israelí en los suburbios del sur de Beirut © Reuters
La magnitud del ataque dirigido a Nasrallah corre el riesgo de desencadenar una respuesta contundente de Hizbollah e Irán. Las FDI dijeron que Hizbollah había disparado al menos 65 cohetes contra Israel el viernes por la noche.
El papel de Nasrallah en el llamado eje de resistencia de grupos militantes respaldados por Irán ha crecido en importancia desde que EE. UU. asesinó a Qassem Soleimani, el comandante más poderoso de Irán, en 2020.
El clérigo de 64 años rara vez se ve en público y ha estado escondido durante gran parte de los últimos 20 años. Aunque da discursos públicos con regularidad, siempre son por videoconferencia y desde lugares desconocidos. La ubicación del ataque aéreo no se conocía públicamente como la sede de Hizbollah.
El ataque israelí se produjo menos de dos horas después del discurso de Netanyahu ante la Asamblea General de la ONU, durante el cual no hizo mención de un esfuerzo estadounidense-francés para negociar un alto el fuego con Hizbollah, reforzó la campaña contra Hamas en Gaza, advirtió a Irán que Israel podría golpearlo en cualquier lugar y calificó a la ONU como un “pozo de bilis antisemita”.
Más tarde acortó su visita a Nueva York para regresar a Israel el viernes por la noche, subrayando la posible importancia de los eventos que se desarrollaban en el Líbano. Es raro que un primer ministro israelí viaje en sábado.
Benjamin Netanyahu aprobando el ataque aéreo a la sede de Hizbollah en una foto publicada por su oficina © Departamento de Medios del PMO de IsraelMinistro de Defensa israelí Yoav Gallant y otros funcionarios en la sala de mando subterránea de la fuerza aérea durante el ataque a la sede de Hizbollah © Ariel Hermoni/Ministerio de Defensa de Israel
“Mientras Hizbollah elija el camino de la guerra, Israel no tiene elección, y tiene todo el derecho de eliminar esta amenaza y devolver a nuestros ciudadanos a nuestros hogares de manera segura, y eso es exactamente lo que estamos haciendo”, dijo.
El discurso de Netanyahu, que fue recibido con abucheos de algunas delegaciones y aplausos de sus seguidores, se produjo después de que EE. UU. y Francia propusieran un alto el fuego de 21 días en un último intento de evitar que las hostilidades se convirtieran en una guerra total.
Durante su discurso de media hora, el doble del tiempo asignado a los oradores, Netanyahu prometió mantener la presión sobre Hizbollah e insistió en que Israel también continuaría su ofensiva en Gaza hasta que Hamas fuera destruido y se liberaran a los rehenes israelíes retenidos allí.
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