Puntos clave:
Para octavo grado, casi el 50 por ciento de los estudiantes han perdido interés en la ciencia o no creen que será relevante para su educación o planes futuros.
¿Quieres realmente promover la ciencia a los niños para que mantengan ese interés?
Dales problemas para desarrollar soluciones.
Por ejemplo, a algunas personas todavía les gusta leer libros físicos (yo soy uno de ellos). A veces, no quieres sostener el libro mientras lo lees. Quieres apoyarlo en algo. Pídeles a los niños que encuentren maneras simples de sostener un libro sin usar las manos. Proporciona materiales como cartulina, palitos de helado, pegamento, etc. Si, después de revelar su idea de invención, necesitan otro equipo, haz todo lo posible por proporcionárselo también. Haz que creen sus inventos y los prueben. Si no funcionan, pídeles que descubran por qué no funcionan para que puedan hacer ajustes. Dales un tiempo determinado para idear y crear la invención.
Aquí está lo importante: si no pueden crear un prototipo funcional en el tiempo asignado, no lo veas como un fracaso. Míralo como una oportunidad para discutir qué harían de manera diferente si tuvieran más tiempo.
En el mundo real, la mayoría de las innovaciones tardan años en materializarse. El aprendizaje después de cada iteración es tan importante como el producto final. Incluso después de tener un prototipo final funcional, a menudo hay nuevas ediciones subsiguientes de la innovación (por ejemplo, todas las iteraciones del iPhone).
Usando este enfoque, los niños aprenden sobre desarrollar hipótesis (si hago esto, obtendré aquello), probar sus hipótesis mediante la creación de prototipos y observar si los prototipos funcionan como se esperaba. También aprenderán a manejar sus emociones, ya que el éxito no llega de inmediato.
¿De dónde saqué el problema de sostener un libro sin usar las manos? De la inteligencia artificial generativa. La sugerencia que usé con ChatGPT fue: “Enumera 10 problemas cotidianos que podrían resolverse con una solución que un estudiante de primaria podría desarrollar”.
Pero, ¿dónde entra la ciencia?
La ciencia entra al discutir por qué funciona su prototipo. Con el ejemplo del soporte de libro, las preguntas a discutir podrían ser:
- ¿Qué materiales funcionan mejor para evitar que el libro se resbale? Esta pregunta introduce la fricción y las propiedades de los materiales en la discusión.
- ¿Cómo afecta el peso del libro la efectividad del soporte? Esta pregunta involucra los conceptos de fuerza, equilibrio e integridad estructural. Los libros más pesados ejercen más fuerza hacia abajo, por lo que los estudiantes tendrían que pensar en cómo el soporte de libro puede resistir esa presión sin colapsar.
- ¿Cómo contribuye cada material utilizado para crear el soporte de libro a que funcione? Esto explora las propiedades mecánicas, tocando cómo los materiales difieren en fuerza, flexibilidad y durabilidad.
También puedes usar la inteligencia artificial generativa para desarrollar las preguntas de discusión.
Ahora no solo están pensando en el hecho de que están creando algo. También están pensando en por qué funciona.
Debido a que tuvieron la oportunidad de resolver problemas a una edad temprana, los estudiantes estarán inclinados a abordar problemas más desafiantes a medida que crezcan. Serán más propensos a hacer el trabajo para determinar por qué las cosas funcionan porque verán los frutos de su trabajo. Pensarán en qué pueden hacer para mejorar su creación. Pensarán en qué pueden crear a continuación. No verán la ciencia como algo que solo se aprende; la verán como algo que se puede aplicar para producir resultados tangibles y resolver problemas reales.
Haz que la ciencia sea interesante para los niños aplicándola a problemas cotidianos, luego dales las herramientas para resolver estos problemas y ayúdales a pensar críticamente sobre por qué funcionan sus soluciones. En última instancia, estos niños se convertirán en los innovadores del mañana.
Neil Thompson
Neil Thompson es ingeniero, empresario, agente de patentes y defensor acérrimo de la educación STEM en la escuela primaria. También es autor del libro infantil “Pregúntale al Tío Neil: ¿Por qué tengo el pelo rizado?”, un libro que promueve la ciencia explicando conceptos científicos de manera divertida y atractiva.
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