Chad, un aliado de décadas de Francia, está ahora jugando astutamente con Rusia y sus socios occidentales tradicionales, profundizando las relaciones con Moscú en un plan que irrita y presiona a París y Washington. El presidente Mahamat Déby visitó a su homólogo ruso, Vladimir Putin, en el Kremlin en enero, mientras que el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, estuvo en la capital de Chad, N’Djamena, en junio para continuar el diálogo. Algunos funcionarios chadianos han sugerido la idea de una nueva asociación militar, aunque el enfoque actual ha sido en fortalecer los lazos culturales y mediáticos. El mes pasado se inauguró un centro cultural ruso oficial en N’Djamena. También ha habido contratiempos: la semana pasada los diplomáticos de Moscú tuvieron que intervenir después de que un “sociólogo” vinculado a la antigua empresa de seguridad Wagner fuera brevemente detenido con tres colegas mientras visitaba la capital chadiana. Pero en general, la relación de Chad con Moscú se está profundizando. Esto es inquietante para Estados Unidos y, sobre todo, para Francia, la antigua potencia colonial. Ya han visto lo efectivamente que Moscú ha utilizado herramientas culturales e informativas, especialmente las redes sociales, para promover un mensaje abiertamente antioccidental en los países del Sahel, donde los regímenes militares que han tomado el poder desde 2020 han insistido en la retirada de las fuerzas occidentales, prefiriendo en cambio cultivar lazos militares con Rusia. Cualquier indicio de que Chad pudiera seguir el mismo camino sería un golpe especialmente doloroso para Francia. Tiene una base militar importante en N’Djamena y guarniciones más pequeñas en el norte y este. Estados Unidos también mantenía un pequeño destacamento de fuerzas especiales en el país, pero Déby pidió su salida en la antesala de las elecciones de mayo. El sentimiento antioccidental es generalizado entre los jóvenes votantes urbanos en las antiguas colonias africanas de Francia. Con las elecciones terminadas, Déby acaba de acordar el regreso de las fuerzas estadounidenses. Mantener esta presencia militar, aunque quizás en una escala menor que en el pasado, es aún más importante tanto para Francia como para Estados Unidos después de los reveses sufridos en el Sahel central desde 2021.