En algún momento de su carrera, cada maestro se encontrará teniendo una discusión difícil con sus estudiantes. Mi primera tuvo lugar poco después de que comencé a enseñar. Se trató de uno de mis estudiantes acercándose a mí y (sin bromas) declarando que comerse los mocos te hacía más saludable. Esto, por supuesto, es un absurdo, y le dije al estudiante que debería usar un pañuelo para limpiarse la nariz. Sin embargo, el estudiante se negó a ceder su punto, y terminamos teniendo una discusión muy intensa sobre los mocos.
Esta experiencia en realidad me enseñó una lección valiosa. Como maestros, nunca sabemos cuándo comenzarán conversaciones extrañas, incómodas o controversiales en nuestras aulas. Cómo elijamos responder a estas discusiones tendrá un impacto significativo en el crecimiento de nuestros estudiantes. Si queremos abordar estas conversaciones de manera efectiva, necesitamos estar preparados. Aquí hay algunos pasos simples para comenzar a navegar discusiones difíciles en tu aula.
Identificar un propósito claro
Comienza tu discusión con un objetivo claramente establecido. Esto te permite guiar la conversación y conectarla con tus objetivos de aprendizaje. Incluso podría ayudar a publicar los objetivos en algún lugar de tu aula donde todos puedan verlos y reconocerlos. Si bien queremos que nuestros estudiantes abracen su curiosidad, estas conversaciones también requieren estructura. De lo contrario, es fácil que los estudiantes se desvíen con ideas superfluas.
Establecer reglas básicas
Una vez que se establece el objetivo, es hora de establecer algunas reglas básicas. Esto realmente puede hacer o deshacer toda tu discusión porque los estudiantes necesitan estar en un lugar donde se sientan seguros para abordar algo controversial. Colabora con los estudiantes para crear o modificar las pautas de discusión y asegúrate de que todos estén de acuerdo antes de comenzar. Esto evitará la tensión durante las discusiones, evitará que los estudiantes hablen unos a otros en lugar de entre ellos, y los ayudará a enfocarse en las ideas frente a ellos.
Proporcionar una base para entender
Es importante que todos los participantes en la discusión tengan una comprensión del tema en cuestión. Necesitan reconocer que las personas tienen diferentes perspectivas y tal vez por qué tienen esas perspectivas. Utiliza lecturas, videos o materiales contribuidos por los estudiantes para establecer una comprensión compartida del tema. Asegúrate de animar a los estudiantes a compartir puntos clave y distinguir entre hechos y opiniones.
Crear un marco
Tómate las cosas con calma y comienza planteando preguntas abiertas que fomenten la discusión sin dirigirse hacia respuestas específicas. Pide a los estudiantes que consideren por qué algunas personas pueden tener opiniones diferentes sobre el tema. ¿Afecta a alguien de la clase personalmente? ¿Qué tienen que decir los científicos o profesionales sobre este tema? Asegúrate de estar atento y redirigir la discusión si se desvía del tema. Finalmente, resume los puntos clave para mantener el enfoque y anima a los estudiantes a anotar cualquier pregunta que puedan tener para más adelante.
Incluir a todos
Esta conversación no tiene por qué ser un diálogo entre tú y un solo estudiante. Si se sienten cómodos, invita a otros estudiantes a compartir sus pensamientos y observaciones. Es posible que ciertos estudiantes estén más familiarizados con un tema que otros. Esto no solo brinda una oportunidad para puntos de vista diversos, sino que también anima a los estudiantes a practicar su aprendizaje socioemocional como clase. ¿Están siendo claros en su comunicación? ¿Están demostrando conciencia de sí mismos? Estas cosas pueden ser tan importantes como las preguntas en sí.
Ser un facilitador activo
Guía la discusión reformulando preguntas, aclarando puntos y asegurando que se consideren todas las perspectivas. Sé consciente de compartir opiniones personales y su influencia en la participación de los estudiantes. Recuerda, tus estudiantes te admiran y te respetan (sí, de verdad). Cómo respondas a estas preguntas determinará cuántos de ellos participan en la conversación. Puede ser difícil, pero necesitas ser una parte neutral en esta conversación.
Resumir y recopilar comentarios
Entonces, has hecho todo este trabajo para tener una conversación profunda y significativa con tus estudiantes. Es hora de concluir la discusión de una manera que permita a los estudiantes recordar lo que han aprendido y priorizar los hechos. Es mejor terminar las discusiones con un resumen de los puntos clave y permitir tiempo para que los estudiantes reflexionen de alguna manera, tal vez escribiendo, dibujando, etc., sobre lo que aprendieron y para escribir cualquier pregunta restante que puedan tener.
Guiar a los estudiantes a través de conversaciones altamente cargadas puede ser difícil, pero es una responsabilidad que cada educador asume en el momento en que entra al aula. Al encontrarse con sus preguntas con respeto, podemos ayudar a los estudiantes a explorar el mundo que les rodea y crear un ambiente donde se sientan vistos, escuchados y valorados. Estas discusiones son cómo sentamos las bases del aprendizaje futuro de nuestros estudiantes. Entonces, asegurémonos de estar preparados para cualquier cosa.