Quizás es hora de cambiar la escuela secundaria para mejorar la asistencia de los estudiantes.

Puntos clave:

En 2015, como directora de una pequeña escuela N-12 en el norte de Nueva York, aprendí que se predecía que la Generación Z sería la primera generación de estudiantes en los Estados Unidos que no vería la universidad como el siguiente paso automático después de la escuela secundaria. Esta idea desencadenó un proyecto de un año para rediseñar nuestro modelo de escuela secundaria. Sin embargo, cuando presenté mi plan de caminos de aprendizaje más personalizados y aplicados a mi facultad, se mostraron reacios a alejarse de lo ‘probado y verdadero’.

Avancemos hasta hoy, y nos enfrentamos a una crisis mucho más urgente de lo que podría haber imaginado. Los estudiantes no solo están cuestionando el valor de la universidad, sino que también están cuestionando el valor de asistir a la escuela secundaria en absoluto.

Los estudiantes están votando en contra del modelo actual de la escuela secundaria en silencio.

Los datos recientes de YouthTruth pintan un panorama sombrío: Durante el año escolar 2022-23, más de una cuarta parte de los estudiantes estaban ausentes de manera crónica en 41 estados, con un promedio de 31 por ciento de ausencia crónica en las escuelas secundarias. Esto no es solo un número, es un referéndum silencioso. Nuestros estudiantes están votando con sus pies y votando “no” a la experiencia actual de la escuela secundaria.

Las consecuencias del desinterés estudiantil y la ausencia crónica son de gran alcance:

  • Rendimiento académico inferior y menor probabilidad de graduación
  • Potencial de ingresos futuros reducido
  • Aumento del riesgo de involucrarse en el sistema de justicia penal

Aún más preocupante es lo que YouthTruth llama “brecha de apoyo”. Mientras que el 48 por ciento de los estudiantes en 2022-23 citaron la depresión, el estrés o la ansiedad como obstáculos para el aprendizaje (un aumento del 39 por ciento en la primavera de 2020), solo el 41 por ciento informó tener un adulto en la escuela con quien pudieran hablar sobre estos problemas (un descenso del 46 por ciento antes de la pandemia).

Esta brecha persiste a pesar de la atención significativa a los problemas de salud mental en los jóvenes. Es un recordatorio contundente de que la conciencia por sí sola no es suficiente, necesitamos actuar.

Estos cambios a gran escala transformarán nuestras escuelas secundarias.

Cuando no pude lograr que mis colegas se unieran a reinventar la escuela secundaria en 2015, fue porque el cambio parecía demasiado grande y radical. Los datos de hoy enfatizan que ya no tenemos el lujo del cambio incremental. Aquí están las áreas clave en las que debemos enfocar nuestros esfuerzos a largo plazo:

  • Rediseño liderado por los estudiantes: Establecer grupos de trabajo que den a los estudiantes el poder real de auditar las prácticas escolares actuales y proponer cambios.
  • Participación impulsada por datos: Implementar sistemas para rastrear no solo la asistencia, sino también la participación y el entusiasmo en las clases, utilizando estos datos para informar las políticas y prácticas escolares.
  • Asociaciones familia-escuela: Crear equipos dedicados para construir y mantener relaciones sólidas y continuas entre las escuelas y las familias a través de una comunicación escolar-hogar bidireccional.
  • Modelos de aprendizaje flexibles: Rediseñar los horarios escolares para permitir horarios de inicio más tardíos, programación en bloques u otros arreglos flexibles que se ajusten mejor a las necesidades y estilos de aprendizaje de los estudiantes.
  • Aprendizaje integrado del mundo real: Desarrollar programas integrales que se asocien con empresas y organizaciones locales para ofrecer pasantías, aprendizajes y oportunidades de aprendizaje basadas en proyectos.
  • Cultura de justicia restaurativa: Implementar prácticas restaurativas en toda la escuela para reemplazar los sistemas de disciplina punitiva, fomentando una comunidad escolar más solidaria y equitativa.

Como señala sabiamente Jonah Schenker, superintendente de Ulster BOCES en Nueva York, “Tenemos la responsabilidad, debido a la naturaleza de BOCES y la flexibilidad que tenemos, de crear un poco de un incubadora para algunas de las áreas donde sabemos que la educación necesita cambiar para que podamos mostrar con el ejemplo, señalar a otros sistemas que están haciendo esos cambios, o crear ofertas que traigan ese cambio.”

Estos pequeños pasos iniciarán la participación de inmediato.

Aunque el cambio sistémico es crucial, no podemos esperar a condiciones perfectas para comenzar a mejorar la participación estudiantil. Aquí hay cinco acciones simples pero impactantes que las escuelas pueden implementar de inmediato para comenzar a mover la aguja en formas positivas:

  • Comenzar cada día con un chequeo: Comience cada día escolar con una breve sesión de chequeo estructurada. Esto podría ser durante el salón de clase o la primera hora. Utilice este tiempo para que los estudiantes compartan cómo se sienten, en qué están pensando o cualquier preocupación que tengan. Esta práctica simple puede aumentar significativamente el sentido de pertenencia y conexión de los estudiantes con la comunidad escolar.
  • Implementar los “Viernes de retroalimentación”: Reserve tiempo cada viernes para que los estudiantes brinden retroalimentación sobre sus experiencias de aprendizaje esa semana. Esto podría ser a través de una rápida encuesta, una discusión en clase o reflexiones escritas. Utilice esta retroalimentación para hacer ajustes en tiempo real a los métodos de enseñanza y políticas escolares. Esto muestra a los estudiantes que sus voces importan y puede llevar a cambios tangibles.
  • Crear una hora de “proyecto de pasión”: Dedique una hora por semana en la que los estudiantes puedan trabajar en proyectos autodirigidos relacionados con sus intereses personales o aspiraciones profesionales. Esto les da a los estudiantes autonomía sobre su aprendizaje y les ayuda a ver la relevancia de la escuela en sus vidas y futuros.
  • Establecer un programa de mentoría entre pares: Asocie a estudiantes mayores con estudiantes más jóvenes para sesiones semanales de tutoría. Esto puede ayudar a construir comunidad entre los diferentes niveles de grado, proporcionar oportunidades de liderazgo para los estudiantes mayores y brindar apoyo y orientación adicionales a los estudiantes más jóvenes.
  • Invitar a profesionales locales para sesiones de almuerzo y aprendizaje: Una vez al mes, invite a profesionales de diversos campos a almorzar con los estudiantes y compartir sobre sus carreras. Esto se puede hacer virtualmente si es necesario. Estas sesiones pueden ayudar a los estudiantes a ver la conexión entre su educación y las posibilidades de carrera futuras y pueden despertar nuevos intereses.

Estos pasos no requieren una revisión completa del sistema escolar, pero pueden comenzar a cambiar la cultura hacia una de mayor participación, relevancia y voz estudiantil. Sientan las bases para cambios más comprensivos y envían un mensaje claro a los estudiantes de que su escuela está comprometida a evolucionar para satisfacer sus necesidades. Es importante que las escuelas compartan regularmente el progreso y los resultados de estas iniciativas con las familias, fomentando un sentido de colaboración y compromiso compartido con el éxito estudiantil.

Recuerden, el objetivo es el progreso, no la perfección. Cada paso hacia una mayor participación estudiantil es un paso en la dirección correcta.

La escritura está en la pared, o mejor dicho, en los asientos vacíos de nuestras aulas. Nuestros estudiantes nos están diciendo a través de sus ausencias que el sistema actual no está funcionando. Es hora de escuchar y actuar. Al involucrar a los estudiantes, familias y comunidades en la reimaginación de la experiencia de la escuela secundaria, podemos crear escuelas a las que los estudiantes no solo asistan, sino que elijan activamente ser parte de ellas. El futuro de nuestro sistema educativo y el éxito de toda una generación dependen de nuestra voluntad de hacer este cambio.

Dr. Kara Stern, SchoolStatus

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