I donât usually wear long dresses. But I like to wear them,â she says, gesturing towards her outfit. âI like to play with the idea of femininity.â
As she talks, Gascón is a study in contradictions: fierce but vulnerable, confident but self-critical. She recalls the first time she saw herself on screen after transitioning. âI was crying,â she says. âNot because I was sad, but because I was happy. I was like: âWow, thatâs me!ââ
Now that she has been thrust into the limelight, Gascón is determined to use her platform to advocate for transgender rights. âI want to show the world that we are not just freaks,â she says. âWe are human beings with feelings, with emotions, with dreams. We are normal people. We deserve to be treated like everyone else.â
With that, Gascón rises from the chaise longue and extends a hand. âThank you for listening,â she says. âI hope you enjoy the film.â And with that, she sweeps out of the room, leaving behind a trail of laughter and warmth.
La gente dice: “¿Por qué convertirse en mujer si no vas a usar maquillaje?”. Pero hay una gran confusión en la sociedad sobre lo que es una mujer.” Todo esto ha sido transmitido en español a través del intérprete, quien ahora lee tímidamente de sus propias notas abreviadas: “Y me gustaría que el traductor confirmara lo que he dicho sobre ser mujer en la sociedad.” Ella asiente, nos reímos, y Gascón hace gestos hacia ella como si dijera: “¿Ves?”
Las críticas a su estilo de vida sin lápiz labial y conduciendo una motocicleta provienen de todos los rincones. “Incluyendo la minoría que represento”, señala. Hay algo que se dice a sí misma en esa situación: “Puedes ser LGBTQ+. Puedes ser un hombre, una mujer, un astronauta, un electricista. Pero si eres estúpido, eres estúpido.” Más risas.
Parte del mensaje de Emilia Pérez, piensa, es que el poder no radica en el uso de la violencia sino en renunciar a ella. “Con la violencia, puedes controlar a mucha gente e imponer tu voluntad. Es una forma de imposición que nos ha llevado a que las mujeres hagan las tareas del hogar, o que las personas de color trabajen en los campos de algodón, o que a los gays no se les permita casarse. Siempre ha habido una violencia explícita hacia los demás en partes de la heterosexualidad masculina, y eso también ha sido adoptado por una parte del feminismo de las mujeres para aplastar a cierta parte de la población.”
¿Dónde radica la solución? “Educación”, dice. “Por ejemplo, le he enseñado a mi hija a respetarse a sí misma y a los demás, y a no dejar que nadie la trate como si fuera inferior. Las mujeres pueden sentir ahora que no necesitan a ningún hombre para resolver sus problemas.” Esa es la vibra que emana del resto del elenco. Saldana ha dicho que ella, Gomez y Paz se centraron en “asegurarse de que [Gascón] tuviera lo que necesitaba”. Lo que plantea la pregunta: ¿qué necesitaba? “No lo sé”, dice ahora, sorprendida por esa cita. “Esperaba que me lo dijeras.” Luego llega a una respuesta. “Todo lo que necesitaba de mis colegas era que hicieran el mejor trabajo de sus jodidas vidas.”
Con suerte, su esfuerzo colectivo ayudará a sellar su nominación al Oscar. ¿Ha escrito su discurso de aceptación? “Lo escribí el primer día de rodaje”, dice, luego estalla en carcajadas. “¡No, no! Está solo en las nubes, no en la realidad. Si sucede, seré la actriz más feliz del mundo. Si no, no importa. Todo lo que pude hacer, todo lo que hice, fue poner mi alma entera en la película. Y creo que es el mejor trabajo de mi vida. Siempre que me veo en la pantalla, siempre tengo críticas. Pienso, ‘¿Por qué hice esto o aquello?'”
No es así con Emilia Pérez. “Busqué pero no pude encontrar una sola cosa con la que no estuviera feliz”, dice. “Y ese es mi Oscar.”
Emilia Pérez se estrena en cines el 25 de octubre y se transmitirá en Netflix a partir del 13 de noviembre.