Squilla se adaptó a la maternidad. Cuando fue vista por primera vez con su nueva cría en enero de 2021 frente a la costa de Georgia, madre e hija se mantuvieron tan cerca mientras nadaban que se tocaban. La cría se revolcaba en el agua, como suelen hacer los terneros, y Squilla se unió, girando su vientre hacia el cielo.
Instituto de Investigación del Acuario Marino de Clearwater, fotografiado bajo el permiso de la NOAA #20556
El nacimiento de la cría de Squilla fue un evento trascendental para su especie, la altamente amenazada ballena franca del Atlántico Norte. Como una de las 70 madres aproximadamente, Squilla es parte de un pequeño grupo que representa la última oportunidad de supervivencia de la especie. El hecho de que Squilla haya tenido una hija hizo que el nacimiento fuera aún más significativo, ofreciendo la posibilidad de una nueva generación de matriarcas.
Durante décadas, las ballenas francas del Atlántico Norte se estaban recuperando lentamente después de haber sido devastadas por siglos de caza. Pero en 2011, sus números comenzaron a disminuir repentinamente. Ahora, son una de las especies más amenazadas en los Estados Unidos.
En 2017, aparecieron tantas ballenas francas muertas e heridas que los funcionarios federales declararon un “evento de mortalidad inusual” que aún está en curso.