Durante casi 35 años, el empresario de Wyoming Alan Chadwick ha dirigido su negocio importando ropa de China y vendiendo la ropa de estilo occidental a tiendas que sirven a “vaqueros trabajadores” en los Estados Unidos. Ahora, a medida que el ex presidente Donald Trump hace campaña con la promesa de imponer un arancel del 10%-20% a todos los bienes que ingresan al país, o un impuesto fronterizo, que aumentaría al 60% para los bienes de China, Chadwick está teniendo que replantear drásticamente su estrategia. El hombre de 66 años ha estado explorando la posibilidad de trasladar la fabricación de sus productos, como camisas de lana con broches y chaquetas de lona, a la India o Pakistán, o tal vez cerrar su negocio Wyoming Traders, que emplea a 16 personas, y retirarse por completo. Chadwick dijo que los aranceles eran un “impuesto sobre el pueblo estadounidense” y advirtió que el gasto para una empresa como la suya de abrir una fábrica en los Estados Unidos era irrealista. Pero mientras se prepara para emitir su voto, espera tragarse sus dudas sobre los aranceles a favor de otras prioridades, como la inmigración ilegal y la oposición al aborto. “Votaré por Trump aunque vaya a perjudicar a nuestra empresa si hace lo que dice que va a hacer”, dijo.