Al menos 40 soldados chadianos han sido matados después de que su base fuera atacada el domingo por la tarde, dice la presidencia. El presidente Mahamat Déby ha ordenado una contra-misión para rastrear a los culpables, según un comunicado de su oficina. El ataque ocurrió en una isla llamada Barkaram, en una vasta región pantanosa que antes estaba cubierta por las aguas del Lago Chad antes de su dramática disminución en las últimas décadas. No se nombran sospechosos para el ataque del domingo en el comunicado de la presidencia, pero el área está cerca de las zonas fronterizas de Nigeria y Níger donde se sabe que operan los militantes islamistas. Las últimas cifras de la ONU indican que más de 220,000 personas han sido desplazadas de sus hogares después de años de inseguridad y violencia de grupos armados. El ataque del domingo es uno de los peores sufridos por los soldados chadianos desde 2020, cuando aproximadamente 100 soldados murieron en un ataque que llevó al entonces presidente Idriss Déby a lanzar una operación contra militantes islamistas. Los residentes locales han dicho a la agencia de noticias AFP que creen que los combatientes de Boko Haram, un grupo militante islamista con base en la frontera en Nigeria, fueron los culpables de este último ataque, y dicen que al menos 200 soldados estaban estacionados en la guarnición en ese momento. Los atacantes tuvieron tiempo de apoderarse de municiones y equipo antes de irse, agrega la AFP. Es un golpe para el presidente Déby, que es un soldado de élite por formación, e hijo del ex presidente que fue asesinado hace tres años en batalla con rebeldes cerca de la frontera con Libia. En sus comunicaciones públicas, la presidencia chadiana ha presentado a Déby como un líder práctico con conocimientos militares, que visitó el sitio del ataque temprano el lunes, “evaluando la situación en el terreno, rindiendo homenaje a los soldados fallecidos, mostrando su compasión a los heridos y levantando la moral de sus hermanos de armas”. La cuenca del Lago Chad está bordeada por Camerún, Chad, Níger y Nigeria, todos los cuales forman parte de una Fuerza Conjunta Multinacional que busca acabar con los grupos armados que operan en la región. Pero los islamistas “suelen reagruparse cuando se retiran las tropas”, y se necesita una mejor financiación y planificación, dice el Grupo de Crisis Internacional. En los últimos años, ha habido varios golpes de estado en la región, en Níger, Mali y Burkina Faso. Los militares de cada país citaron la incapacidad para hacer frente a la amenaza de los militantes islamistas como una de las razones para la destitución de los gobiernos civiles. El analista Paul Melly escribe que, rodeado de tantas crisis regionales, Chad destaca como una isla de asociación estable continua con Occidente, y ahora está profundizando las relaciones con Rusia en un ardid que irrita y presiona a Francia y Estados Unidos. Chad también se ha convertido en un conducto clave para el flujo de armas hacia Sudán, aunque lo niega, y está acogiendo a un gran número de refugiados de la guerra civil de Sudán en campamentos cerca de su frontera este.