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Los trabajadores sindicalizados de fábricas en Boeing están votando el lunes si aceptar una oferta de contrato o continuar su huelga, que ha durado más de siete semanas y ha cerrado la producción de la mayoría de los aviones de pasajeros de Boeing.
Una votación para ratificar el contrato despejaría el camino para que el gigante aeroespacial reanude la producción de aviones y obtenga el efectivo tan necesario. Si los miembros de la Asociación Internacional de Trabajadores de la Industria Aeroespacial y de la Mecánica votan por tercera vez en rechazar la oferta de Boeing, sumiría a la compañía en más peligro financiero e incertidumbre.
En su última propuesta de contrato, Boeing está ofreciendo aumentos salariales del 38% en cuatro años, además de bonos de ratificación y de productividad. El Distrito 751 de IAM, que representa a los trabajadores de Boeing en el noroeste del Pacífico, respaldó la propuesta, que es ligeramente más generosa que la que los mecánicos rechazaron hace casi dos semanas.
“Es hora de que nuestros miembros aseguren estos avances y declaren la victoria con confianza”, dijo el distrito sindical al programar la votación del lunes. “Creemos que pedir a los miembros que permanezcan en huelga por más tiempo no sería correcto ya que hemos logrado tanto éxito.”
Los funcionarios sindicales dijeron que creen que han obtenido todo lo que pudieron a través de las negociaciones y la huelga, y que si la propuesta actual es rechazada, las ofertas futuras de Boeing podrían ser peores. Esperan anunciar el resultado de la votación el lunes por la noche.
Boeing ha rechazado rotundamente las solicitudes de restablecer las pensiones tradicionales que la compañía congeló hace casi una década. Las pensiones fueron un tema clave para los trabajadores que rechazaron ofertas anteriores en septiembre y octubre.
Si los mecánicos ratifican la última oferta, volverían al trabajo para el 12 de noviembre, según el sindicato.
La huelga comenzó el 13 de septiembre con un abrumador rechazo del 94,6% a la oferta de Boeing de aumentar los salarios en un 25% en cuatro años —mucho menos de la demanda original del sindicato de aumentos salariales del 40% en tres años.
Los mecánicos rechazaron otra oferta —aumentos salariales del 35% en cuatro años, pero aún sin reactivación de las pensiones— el 23 de octubre, el mismo día en que Boeing reportó una pérdida de más de $6 mil millones en el tercer trimestre. Sin embargo, la oferta recibió un 36% de apoyo, frente al 5% de la propuesta de mediados de septiembre, lo que hizo que los líderes de Boeing creyeran que estaban cerca de un acuerdo.
Boeing dice que el salario anual promedio para los mecánicos es de $75,608 y aumentaría a $119,309 en cuatro años bajo la oferta actual.
Además de aumentos salariales ligeramente mayores, el contrato propuesto incluye un bono de ratificación de contrato de $12,000, frente a los $7,000 de la oferta anterior, y mayores contribuciones de la empresa a las cuentas de jubilación 401(k) de los empleados.
Boeing también promete construir su próximo avión de pasajeros en el área de Seattle. Los funcionarios sindicales temen que la compañía pueda retirar la promesa si los trabajadores rechazan la nueva oferta.
La huelga atrajo la atención de la administración Biden. La secretaria de Trabajo interina, Julie Su, intervino en las conversaciones varias veces, incluida la semana pasada.
El enfrentamiento laboral —la primera huelga de mecánicos de Boeing desde una huelga de ocho semanas en 2008— es el último revés en un año volátil para la compañía.
Boeing fue objeto de varias investigaciones federales después de que un tapón de puerta se desprendió de un avión 737 Max durante un vuelo de Alaska Airlines en enero. Los reguladores federales impusieron límites a la producción de aviones de Boeing que dijeron que durarían hasta que se sintieran seguros sobre la seguridad de la fabricación en la compañía.
El incidente del tapón de puerta renovó las preocupaciones sobre la seguridad del 737 Max. Dos de los aviones se estrellaron a menos de cinco meses de diferencia en 2018 y 2019, matando a 346 personas. El CEO cuyo esfuerzo por arreglar la compañía falló anunció en marzo que renunciaría. En julio, Boeing acordó declararse culpable de conspiración para cometer fraude por engañar a los reguladores que aprobaron el 737 Max.
A medida que la huelga se prolongaba, el nuevo CEO Kelly Ortberg anunció alrededor de 17,000 despidos y una venta de acciones para evitar que la calificación crediticia de la compañía fuera reducida a basura. S&P y Fitch Ratings dijeron la semana pasada que los $24.3 mil millones en acciones y otros valores cubrirán los próximos pagos de deuda y reducirán el riesgo de una rebaja de calificación crediticia.
La huelga ha creado una crisis de efectivo al privar a Boeing de dinero que recibe al entregar nuevos aviones a las aerolíneas. La paralización en las fábricas del área de Seattle detuvo la producción del 737 Max, el avión más vendido de Boeing, y del avión 777 o “triple siete” y la versión de transporte de carga de su avión 767.
Ortberg ha reconocido que la confianza en Boeing ha disminuido, que la compañía tiene demasiada deuda y que “serias fallas en nuestro rendimiento” han decepcionado a muchos clientes de aerolíneas. Pero, dice, las fortalezas de la compañía incluyen una cartera de pedidos de aviones valorada en medio billón de dólares.
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