El gobierno libanés dice que cualquier acuerdo debería basarse en la Resolución 1701 de las Naciones Unidas, que puso fin a la guerra de 2006 entre Hezbollah e Israel. La resolución incluye la retirada de los combatientes y armas del grupo en áreas entre la Línea Azul – la frontera no oficial entre Líbano e Israel – y el río Litani, a unos 30 km (20 millas) de la frontera con Israel.
Un posible acuerdo probablemente incluiría el despliegue de tropas adicionales del ejército libanés en la zona y un mecanismo para monitorear su implementación, aunque los detalles seguían siendo poco claros.
Israel, sin embargo, quiere el derecho de actuar dentro de Líbano si hay alguna violación de un acuerdo. No hay señales de que Hezbollah, o el gobierno libanés, estén dispuestos a aceptar tal demanda.
Hezbollah ha sido severamente debilitado después de dos meses de intensos ataques aéreos que destruyeron gran parte de su infraestructura y mataron a muchos de sus líderes. Pero después del shock inicial, el grupo parece haberse reagrupado, según analistas, y continúa llevando a cabo ataques diarios en el norte de Israel, aunque no con la misma intensidad.
Hablando en Beirut durante una visita de Ali Larijani, asesor principal del Líder Supremo iraní, el primer ministro Najib Mikati dijo que la prioridad del gobierno libanés era llegar a un alto el fuego e implementar la Resolución 1701 en “su totalidad, sin enmiendas o interpretaciones que difieran del contenido de la resolución y sus disposiciones”. Añadió que las negociaciones para tratar de llegar a “un entendimiento” continuaban.