Los progresistas están en desacuerdo entre ellos sobre cómo afinar su mensaje a los votantes después de perder nuevamente la Casa Blanca ante el presidente electo Trump.
Hay poco desacuerdo en que las cosas necesitan cambiar. La estrategia electoral más reciente de los demócratas ha resultado ineficaz, entregando a Trump de nuevo a Washington con el control total del Congreso de su partido.
Pero no hay consenso sobre lo que la izquierda debería hacer a continuación.
Un grupo dice que el futuro está con los populistas económicos, un grupo que pone a los votantes financieramente desfavorecidos de todas las demografías en primer plano. Creen que si los demócratas priorizan las luchas de clases sobre las guerras culturales en el escenario nacional, alienarán a menos personas y tendrán la oportunidad de ganar de nuevo.
El otro grupo de progresistas ve espacio para varias prioridades de primer nivel, con un cambio de orden de importancia. Creen que su ala puede enfatizar todos los aspectos de la política de identidad, al mismo tiempo que defienden la democracia, el estado de derecho y un futuro económico más brillante.