Estaba viajando recientemente cuando mi hija llamó pidiendo ayuda con su tarea de álgebra. Ante un problema desafiante, quería confirmar mi comprensión antes de guiarla. Como alguien que estudia inteligencia artificial en educación, me preguntaba: ¿Podría ChatGPT ayudar?
Escribí el problema: “Dada la ecuación y=abx, si b es menor que uno, ¿qué sucede con el gráfico a medida que x se vuelve más grande?”
ChatGPT respondió: “A medida que x aumenta, el gráfico tiende a acercarse a 0”, aunque no se incluyó una explicación. (Me di cuenta de que debería haber pedido una en mi solicitud inicial). El uso de la palabra “tiende” por parte de la IA me dejó sintiéndome inseguro de mi propia comprensión, y me gusta entender profundamente un concepto matemático antes de explicárselo a otra persona (en este caso, a mi propia hija). Así que le pregunté a ChatGPT: ¿Por qué?
La IA proporcionó una explicación para su solución, pero confundido y insatisfecho con su respuesta, seguí indagando. “Pero … ¿por qué … no entiendo … por qué?” Después de algunos intercambios más, mi decisión de seguir presionando por clarificación se justificó cuando, para mi sorpresa y satisfacción, ChatGPT declaró: “Aprecio tu paciencia. Me equivoqué de nuevo. Pido disculpas por cualquier confusión. Cometí un error en mi mensaje anterior.”
Aunque pude concluir efectivamente mi sesión de tutoría transcontinental, mis preocupaciones persistieron. ¿Qué habría pasado si hubiera aceptado la respuesta original como verdad? ¿Y si no hubiera presionado varias veces para que la IA justificara su respuesta? ¿Y si hubiera sido… un alumno de octavo grado tratando de usar ChatGPT para completar su tarea de álgebra?
La inteligencia artificial se ha convertido en una parte integral de nuestras vidas, y su presencia en las aulas y escuelas se está volviendo ubicua. Si bien la IA tiene el potencial de ayudar en gran medida a estudiantes y educadores, ahora, más que nunca, necesitamos fortalecer nuestras habilidades de pensamiento crítico exclusivamente humanas. Mi experiencia usando ChatGPT arroja luz sobre la importancia de abordar las herramientas de IA con una mentalidad perspicaz y ofrece las siguientes lecciones:
Desafiar a la IA es una habilidad vital del siglo XXI.
Mi interacción con ChatGPT subraya la necesidad de que los estudiantes estén equipados con la capacidad de desafiar y cuestionar la información proporcionada por la IA. Si bien estas herramientas son poderosas, no son infalibles. Los estudiantes deben estar equipados con la capacidad de usar estas herramientas y, lo que es más importante, con las habilidades para desafiar y cuestionar la información que reciben.
Los estudiantes necesitan la confianza para hacer preguntas profundas.
La persistencia jugó un papel clave en mi capacidad para descubrir inexactitudes en la información generada por la IA. Los estudiantes necesitan la confianza para hacer preguntas profundas y desafiar las respuestas de la IA para evitar aceptar conclusiones engañosas. Los educadores deben enfatizar la importancia de la persistencia al interactuar con herramientas de IA, alentando a los estudiantes a buscar tanto la precisión como la comprensión conceptual.
Más allá de las respuestas correctas, abrazar el proceso de aprendizaje.
Aunque la IA puede proporcionar respuestas correctas, sus limitaciones se hacen evidentes al adentrarse en las complejidades del proceso de aprendizaje. El propósito de la educación no consiste únicamente en obtener soluciones correctas; se trata de comprender los conceptos subyacentes, hacer preguntas significativas y participar en un diálogo dinámico con el material. Las herramientas de IA deben mejorar este proceso, no eclipsarlo.
Cultivar una mentalidad de curiosidad y escepticismo
A medida que integramos la IA en entornos educativos, los educadores deben fomentar en sus estudiantes una mentalidad de curiosidad y escepticismo saludable. Los estudiantes deben ser alentados a ver la IA como un recurso pero no como una autoridad infalible, y deben aprender a hacer preguntas de seguimiento para llegar a sus propias conclusiones. Todos deberíamos abrazar al niño de dos años que llevamos dentro y preguntar constantemente: ¿Por qué? ¿Por qué es así? ¿Y por qué es así?
Enseñar la herramienta, no solo la materia
La incorporación de la IA en las prácticas educativas requiere un cambio en nuestros enfoques pedagógicos. Esto implica impartir no solo habilidades técnicas, sino también fomentar una comprensión crítica de las herramientas con las que interactúan los estudiantes. Los educadores deben integrar lecciones sobre el uso efectivo y el cuestionamiento de la IA en su plan de estudios. Esto garantizará que los estudiantes comprendan la materia mientras desarrollan una comprensión crítica de sus herramientas de aprendizaje.
Conclusión
Mi exploración de la ecuación de decaimiento exponencial con ChatGPT simboliza los desafíos y oportunidades más amplios presentados por la IA en la educación. Si bien la IA ofrece un potencial increíble, exige una recalibración masiva de nuestros enfoques educativos. Asumamos la responsabilidad de guiar a los estudiantes en la navegación de este panorama con discernimiento, curiosidad y la confianza para cuestionar. Al hacerlo, podemos equiparlos no solo con respuestas correctas, sino con las habilidades para navegar por las intersecciones dinámicas de la tecnología y el aprendizaje en los años venideros.
Ejecuté este ensayo a través de ChatGPT y le pedí que sugiriera una buena llamada a la acción para mi conclusión, y dejaré que la IA tenga la última palabra:
En el aula en constante evolución del futuro, la herramienta más poderosa puede no ser la que tiene más respuestas, sino la que nos capacita para hacer las preguntas correctas.
(Sigue toda la interacción con ChatGPT en las capturas de pantalla a continuación.)
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Jonathan Osler es un consultor sin fines de lucro y anteriormente fue maestro de escuela secundaria, director y miembro de la facultad de CalTeach.
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