Enfado, sí. Pero no sorpresa real.
Komsomolskaya Pravda, el tabloide pro-Kremlin, lo llamó “una escalada predecible”.
Lo que realmente importa, sin embargo, es cómo lo llama Vladimir Putin y cómo responde el líder del Kremlin.
No dijo nada el domingo por la noche.
Pero el presidente de Rusia ha dicho mucho antes.
En los últimos meses, el Kremlin ha dejado claro su mensaje al Occidente: no hagan esto, no levanten restricciones sobre el uso de sus armas de largo alcance, no permitan que Kyiv golpee profundamente en territorio ruso con estos misiles.
En septiembre, el presidente Putin advirtió que si esto se permitiera, Moscú lo vería como la “participación directa” de países de la OTAN en la guerra de Ucrania.
“Esto significaría que los países de la OTAN… están luchando con Rusia”, continuó.
Al mes siguiente, el líder del Kremlin anunció cambios inminentes en la doctrina nuclear rusa, el documento que establece las condiciones bajo las cuales Moscú podría decidir usar un arma nuclear.
Esto fue ampliamente interpretado como otra pista poco sutil para que América y Europa no permitan a Ucrania golpear territorio ruso con misiles de largo alcance.
Adivinar los próximos movimientos de Vladimir Putin nunca es fácil.
Pero él ha dado pistas.
En junio, en una reunión con los jefes de agencias de noticias internacionales, se le preguntó a Putin: ¿cómo reaccionaría Rusia si se le diera a Ucrania la oportunidad de golpear objetivos en territorio ruso con armas suministradas por Europa?
“Primero, por supuesto, mejoraremos nuestros sistemas de defensa aérea. Destruiremos sus misiles”, respondió el presidente Putin.
“Segundo, creemos que si alguien piensa que es posible suministrar armas de este tipo a una zona de guerra para golpear nuestro territorio y crearnos problemas, ¿por qué no podemos suministrar nuestras armas de la misma clase a esas regiones del mundo donde apuntarán a instalaciones sensibles de los países que están haciendo esto a Rusia?”
En otras palabras, armar a los adversarios occidentales para golpear objetivos occidentales en el extranjero es algo que Moscú ha estado considerando.