Kobakhidze le dijo a Steve Rosenberg de la BBC en una conferencia de prensa que Georgian Dream aún estaba “comprometido con la integración europea… y seguimos en nuestro camino hacia el sueño europeo”. Varios embajadores han dimitido, y cientos de funcionarios públicos y 2.800 profesores han firmado cartas condenando la decisión de poner en espera la adhesión a la UE. Muchos georgianos han quedado impactados por el nivel de violencia dirigido a periodistas georgianos y manifestantes. Decenas de reporteros han sido golpeados o rociados con gas pimienta y algunos han necesitado tratamiento hospitalario. El defensor de derechos humanos de Georgia, Levan Ioseliani, dijo “esto es brutalidad”, y apeló a la policía para que no abuse de su poder. La ex embajadora de Georgia ante la UE, Natalie Sabanadze, ahora en Chatham House en el Reino Unido, cree que el nivel de violencia, la serie de renuncias y la desobediencia civil indican un “cambio cualitativo” en las protestas que están teniendo lugar. “Quizás [el gobierno] pensó que la gente tendría miedo, pero no está resultando así”, le dijo a la BBC. “Ayer activistas de la sociedad civil y artistas fueron a la radiodifusora pública y la tomaron y se abrieron paso hasta la transmisión en vivo. He visto esto antes, en la Georgia pre-revolucionaria [en 2003]”. La presidenta pro-occidental de Georgia, Salome Zourabichvili, está a punto de dejar el cargo en cuestión de semanas, sin embargo, desde las elecciones parlamentarias disputadas del mes pasado que los partidos de oposición han denunciado como amañadas, se ha convertido en una figura destacada, liderando a los manifestantes contra el gobierno y pidiendo un nuevo voto.
