La última película de Sean Baker, Anora, es una deslumbrante exploración del amor, la identidad y la supervivencia en las bulliciosas calles de la ciudad de Nueva York. Conocido por su narrativa cruda y empática, Baker una vez más se sumerge en la vida de individuos marginados, esta vez a través de la mirada de Ani, una bailarina exótica interpretada por la fenomenal Mikey Madison. La película es un vibrante y energético viaje que equilibra el humor y la desolación con notable destreza.
Desde la escena inicial, el estilo característico de Baker es evidente. La cámara sigue a Ani mientras navega por el caótico mundo de un club de striptease en Manhattan, capturando la cruda realidad de su profesión con honestidad implacable. La cinematografía de Drew Daniels es a la vez íntima y expansiva, atrayendo a los espectadores al mundo de Ani mientras también muestra la grandeza y la soledad de la ciudad de Nueva York.
El rendimiento de Mikey Madison como Ani es simplemente extraordinario. Ella aporta una profundidad y complejidad al personaje que es a la vez cautivadora y desgarradora. Madison retrata a Ani como una mujer ferozmente independiente pero vulnerable, navegando por la vida con una mezcla de cinismo y esperanza.
La trama de la película da un giro cuando Ani conoce a Ivan, interpretado por Mark Eydelshteyn, el hijo de un oligarca ruso. Su romance vertiginoso es a la vez emocionante y tumultuoso, lleno de momentos de conexión genuina y realidad cruda. La interpretación de Eydelshteyn como Ivan es igualmente convincente, capturando el encanto del personaje y su inestabilidad subyacente.
La dirección de Baker brilla en la forma en que maneja los cambios tonales de la película. Anora transita sin problemas de momentos cómicos a escenas de profunda emoción, a menudo dentro de la misma secuencia. Este equilibrio es un testimonio de la habilidad de Baker como narrador y su profundo entendimiento de sus personajes.
Uno de los aspectos destacados de Anora es su representación del trabajo sexual. Baker aborda el tema con un nivel de respeto que rara vez se ve en el cine mainstream. La profesión de Ani se representa como un medio legítimo de supervivencia, libre de la estigmatización y el juicio moral habitual.
El diseño de producción de Stephen Phelps es otro punto destacado, creando un ambiente vívido e inmersivo que refleja las temáticas de la película. Desde los interiores llamativos del club de striptease hasta la mansión opulenta pero fría de la familia de Ivan, los escenarios están meticulosamente elaborados para realzar la narrativa. La banda sonora, que presenta una mezcla de canciones contemporáneas y composiciones originales, complementa perfectamente el tono de la película. La música subraya los momentos emocionales de la historia, potenciando el impacto de las escenas clave sin abrumarlas. La canción de éxito de Take That, “Greatest Day”, fue muy elogiada por mí, ya que es una de mis canciones favoritas y queda en la mente de los espectadores mucho después de que la película termine.
A medida que avanza la historia, el viaje de Ani se vuelve cada vez más complejo. Su relación con Ivan le trae tanto oportunidades como desafíos, obligándola a enfrentar sus propios deseos y limitaciones.
Anora es un triunfo para Sean Baker y Mikey Madison. Es una película que desafía las convenciones y ofrece una perspectiva fresca sobre temas familiares. El rendimiento de Madison es una revelación, y la dirección de Baker es tan aguda e perspicaz como siempre. Anora es fácilmente una de las mejores películas del año para mí.
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