En comparación con el galardonado The Earth Is As Blue As an Orange de 2020, que narraba el intento de una familia ucraniana de hacer una película durante la incursión rusa en el Donbás, este despacho igualmente orientado al arte se acerca más a la línea del frente. Siguiendo, y en gran parte filmado por, los soldados civiles de Kharkiv Slava Leontyev y Andrey Stefanov, un ceramista y un pintor respectivamente, esta crónica bellamente fotografiada es otra firme defensa de la creatividad frente a la agresión. Pero plantea algunas advertencias incómodas.
Además de ser un tirador de élite, a Slava le gusta hornear criaturas de porcelana tipo Pokémon como caracoles y dragones. Decoradas por su esposa Anya con intrincados paisajes de hadas que recuerdan a Stanley Spencer (encantadoramente animados para la película), están destinadas a mantener viva la belleza en medio de la devastación. Y el material en sí, la porcelana, simboliza la resistencia ucraniana: fácil de dañar, difícil de destruir. Mientras tanto, Andrey, obligado a enviar a su esposa y dos hijas a Lituania, ha dejado de pintar. Aún feliz de ponerse detrás de una cámara, sin embargo, también reconoce que la cultura ucraniana es precisamente lo que Putin pretende erradicar.
Estos guerreros-creativos modernos tienen que abrazar el pragmatismo. “No hay mucho que gustar de las armas”, dice Slava. “Pero tenemos que entender que nos dan la capacidad de resistir la brutal agresión y la ventaja del poder”. Pero de manera igualmente ambigua, el arte también necesita un manejo cuidadoso. Muchas de sus composiciones tomadas desde drones son fascinantes: como la toma de una trinchera rusa marcada a través de terreno arable que parece un cuadro expresionista abstracto. Quizás demasiado hermoso, como se enfatiza cuando vemos caer las bombas ucranianas sobre las fortificaciones poco después. La película se acerca incómodamente en estos momentos a embellecer el arte de la guerra tal como lo entendía Sun Tzu.
Aunque Porcelain War no es propaganda, su fervor partidista le permite adentrarse en zonas peligrosas de las que no parece estar completamente consciente. En su mayor parte, sin embargo, está guiado por el amor a los paisajes silvestres del país y a todo lo que de ellos emana; un argumento solemne y firme a favor de las propiedades vivificantes del arte.
Porcelain War se estrena en cines el 6 de diciembre.