Días antes, la jefa de la policía nacional Fannie Masemola también confirmó que los oficiales estaban investigando “acusaciones de trata de personas y trabajo forzado en estas operaciones mineras por parte de aquellos que han vuelto a aparecer”. En la noche del viernes, el último minero en salir del pozo abandonado soplo un silbato al ser recibido por oficiales del ejército. Se veía agotado pero no pudo ocultar su alivio después de salir a la superficie. Un portavoz de la policía confirmó que la operación de rescate en la mina de Mpumalanga ha sido completada, aunque las investigaciones continuarán antes de que el sitio sea cerrado. Mientras tanto, los esfuerzos de rescate siguen en curso en otra mina abandonada en Stilfontein, al suroeste de Johannesburgo. Las autoridades planean desplegar más equipos el lunes para ayudar a sacar a aquellos que todavía están atrapados bajo tierra. La minería ilegal es generalizada en Sudáfrica, costando a la economía millones en ingresos perdidos. El General Masemola ha descrito a Mpumalanga como un punto caliente para tales actividades.
