Durante el rodaje, Garland usó varios pares de zapatos, pero solo se sabe que han sobrevivido cuatro. Uno de los pares está en exhibición en el Museo Nacional de Historia Americana del Smithsonian. Pero este par que está en subasta tiene su propia historia única. El coleccionista Michael Shaw prestó los zapatos al Museo Judy Garland en su ciudad natal de Grand Rapids, Minnesota, cuando fueron robados en 2005. El ladrón profesional Terry Jon Martin usó un martillo para romper la vitrina y robar los zapatos, creyendo que su valor asegurado de $1 millón era porque estaban cubiertos de piedras preciosas reales. Pero cuando los llevó a un “fence” – un intermediario que vende bienes robados a compradores discretos – descubrió que eran solo de vidrio. Así que le dio los zapatos a otra persona. No fue hasta 2018 que el FBI recuperó los zapatos en una operación encubierta. Lo que les sucedió en esos 13 años todavía no se sabe. En 2023, Martin – que tenía unos 70 años y usaba una silla de ruedas – se declaró culpable de robarlos y fue condenado a tiempo cumplido. “Hay algo de cierre, y sabemos definitivamente que Terry Jon Martin entró a nuestro museo, pero me gustaría saber qué les pasó después de que los soltó”, dijo John Kelsch, curador del Museo Judy Garland, a CBS News Minnesota en 2023. “Solo lo hizo porque pensaba que eran rubíes reales y los entregó a un joyero. Quiero decir, el valor no son rubíes. El valor es un tesoro americano, un tesoro nacional. Robarlos sin saber eso parece absurdo”.
