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Donald Trump dijo que no buscaría remover al presidente de la Reserva Federal, Jay Powell, antes de que termine su mandato en mayo de 2026, pero prometió seguir adelante con aranceles drásticos, deportaciones masivas y recortes de impuestos en sus primeros días en la Casa Blanca.
En una entrevista con Meet the Press de NBC News, Trump habló sobre sus prioridades para la economía más grande del mundo cuando comience su segundo mandato en enero, incluyendo la reducción de la ayuda a Ucrania y la disminución del exceso en el gobierno.
Cuando se le preguntó si tenía planes de reemplazar a Powell, quien fue elegido por Trump en 2017 y luego renominado por el presidente Joe Biden para un segundo mandato como jefe del banco central de Estados Unidos, el presidente electo dijo que no.
“Creo que si se lo dijera, lo haría. Pero si se lo pidiera, probablemente no lo haría”, agregó Trump.
Desde que ganó las elecciones presidenciales de Estados Unidos el mes pasado, ha crecido la preocupación en Wall Street y Washington de que Trump amenazaría la independencia de la Fed, la cual es vista como crucial para la estabilidad tanto de la economía global como de los mercados financieros.
En la campaña electoral, Trump parecía sugerir que continuaría con los ataques de su primer mandato, en el que llamó a Powell un “enemigo” por resistirse a sus llamados para bajar las tasas de interés.
Trump ha cuestionado si debería tener una influencia más directa en las decisiones de política monetaria. Scott Bessent, su elección para secretario del Tesoro, también ha insinuado la idea de anunciar un heredero aparente que actuaría como presidente de la Fed “en la sombra”, socavando la comunicación de la institución al emitir orientaciones contradictorias sobre las perspectivas de política.
Justo después de las elecciones, Powell afirmó rotundamente que no renunciaría anticipadamente a su cargo incluso si el presidente electo se lo pidiera. También dijo a los reporteros que no había razones legales para que fuera removido anticipadamente.
La semana pasada, agregó que no estaba “preocupado” por la independencia de la Fed durante un segundo mandato de Trump, diciendo que estaba protegida por “la ley del país”.
Los economistas se están preparando para la tensión, sin embargo, dado que esperan que los planes de Trump para imponer aranceles a los socios comerciales, deportar inmigrantes en gran número y estimular el crecimiento a través de impuestos más bajos y regulaciones, aumentarán las presiones inflacionarias, limitando así cuánto la Fed podrá bajar las tasas de interés en general.
La Fed ya ha reducido su tasa de política de referencia dos veces desde septiembre y está lista para hacerlo nuevamente este mes, pero los funcionarios han comenzado a insinuar que el ritmo se ralentizará en 2025.
Trump concedió que no puede “garantizar nada” en términos de costos más altos para los estadounidenses si se aprueban sus propuestas de aranceles, aunque negó que debilitarían la economía. También volvió a promocionar dichos gravámenes como una herramienta de negociación, diciendo que había “detenido guerras con aranceles”.
El presidente electo dijo que tampoco tenía “otra opción” que deportar a todos los inmigrantes ilegales en Estados Unidos. Pero dijo que trabajaría con los demócratas en un plan para las personas indocumentadas que ingresaron al país cuando eran niños. También prometió poner fin a la ciudadanía por nacimiento a través de una acción ejecutiva.
Sobre sus esfuerzos para reducir el gasto gubernamental, Trump dijo que su administración aumentaría las edades para los programas de beneficios como Seguridad Social o Medicare. “Las personas obtendrán lo que están obteniendo”, dijo.
Esos planes probablemente estarían acompañados de una reducción en la participación de Estados Unidos en el extranjero, incluida su provisión de ayuda a Ucrania, así como su participación en la OTAN, dijo el presidente electo.
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