‘No falta de comodidades’: por qué ‘Head of State’ es mi película que me hace sentir bien | Chris Rock

No puedo dejar de admirar a Chris Rock. Ha sido un pilar en mi vida desde “Me están dando duro”, cuando era demasiado joven para saber qué era la Blaxploitation y por qué sus tropos me hacían reír tanto. Rock fue mi representante de “SNL de secundaria”, el inadaptado que aportaba un tono inequívocamente afroamericano al programa con personajes como Nat X. Se convirtió en mi comediante favorito durante una épica carrera en los años 90 que produjo “Bigger & Blacker” y “Bring the Pain”, la mayor parte de los cuales todavía puedo recitar de memoria.

Y sin embargo: no soy tan iluso como para pensar que Rock realmente puede actuar. Aparte de su trabajo en “2 Days in New York”, donde realmente se relaja para su directora y coprotagonista Julie Delpy, Rock en el cine es entrecortado, incómodo, nunca más ni menos que su verdadero yo. Pero resulta que al menos hay una película donde la dolorosa torpeza le favorece.

Se trata de “Head of State”, su colaboración con Tyler Perry, en la que él acapara los créditos de escritor, productor, director y protagonista. En ella interpreta a Mays Gilliam, un político de ciudad de DC de poca monta que desafía la convención política en su camino para convertirse en el primer presidente negro de América. La película se estrenó en 2003, mucho antes de que alguien fuera del estado de Illinois hubiera oído hablar de Barack Obama. Fracasó en taquilla. Roger Ebert fue un crítico notable que no despreció por completo la película, calificándola como “una película imperfecta, pero no aburrida y no carente de inteligencia”. Solo desde las elecciones presidenciales de 2008 la película ha obtenido un respeto renuente por su perspicacia.

LEAR  Protegiendo tu sofá en forma de L para exteriores: Guía para cubiertas de muebles de jardín.

Mays es un corazón bondadoso que prioriza a sus electores por encima de su monótona vida, en detrimento de sus crecientes facturas y su obsesiva prometida, interpretada con efecto extravagante por Robin Givens. Pero después de salvar a una anciana y su gato de una explosión en una casa en un acto heroico similar al de Cory Booker, Mays llama la atención de los operativos del partido (no los Demócratas pero obviamente los Demócratas); conspiran para llenar su boleta de 2004 después de que sus elegidos para presidente y vicepresidente se estrellaran en vuelos colisionados.

Resignados a la derrota contra el vicepresidente titular, cuyo único mérito es ser “primo de Sharon Stone”, los no-Dems optan por una estrategia de limitación de daños que “prepara al partido” para 2008. Inicialmente, Mays es un chivo expiatorio perfecto, tomando ingenuamente los montones de consejos de campaña. Se necesita tiempo y un empujón de un interés amoroso, Lisa (la musa de los años 2000 Tamala Jones), para que Mays se libere y corra su propia carrera. “Si trabajas en dos empleos solo para tener suficiente dinero para estar quebrado… déjame escucharte decir, ‘Esto no está bien'”, entona, sonando mucho como en su monólogo.

Para las audiencias de cierta generación (ejem), no faltarán comodidades en esta cápsula del tiempo de cambio de siglo. El fallecido rapero Nate Dogg interpreta la canción principal. Además, ese estribillo y “Bonnie & Clyde” de Jay-Z y Beyoncé suenan una y otra vez, lo suficiente como para pensar que Rock gastó todo su presupuesto musical solo en esas dos pistas. Pero luego, en un evento de recaudación de fondos Demócrata, el gran lanzamiento de Mays, Rock saca su vieja maleta de DJ y despliega un repertorio que incluye “Smoke Weed Everyday” de Snoop Dogg, “Nothin'” de NORE y “Hot in Herre” de Nelly, dulce himno de mis años universitarios.

LEAR  "En Europa, todos están gritando matar, matar, matar": Stellan Skarsgård sobre Suecia, el 'tonto' noir escandinavo y la seguridad | Cine

El elenco es un quien es quien de fans y amigos de Rock. Lynn Whitfield, apenas unos años después de protagonizar “La bahía de Eva”, interpreta a la asesora de campaña de Mays, y se involucra bastante. Keith David y su rico barítono aparecen en una escena como el rabino de la política de la ciudad de Mays. El comediante fallecido demasiado pronto Patrice O’Neal aparece en otra para burlarse de Mays en la gasolinera antes de que cortemos a Tracy Morgan apareciendo dentro de la gasolinera para vender carne “fresca”. Pero la actuación que retrotrae los años es la del fallecido y grande Bernie Mac como el hermano mayor de Mays, Mitch, un fiancista que Mays eventualmente elige como su vicepresidente, y su entrada golpea más fuerte que, bueno, ya sabes quién.

He vuelto a esta película tantas veces después de las elecciones en busca de risas, solo para terminar viendo toda la imagen como una alegoría más clara de la derrota de Kamala Harris que de la victoria de Obama. Como Harris, Mays fue un sacrificio del partido, ofrecido para hacer que una cierta derrota pareciera menos mala, lanzado a la refriega en el último minuto, conectado a una maquinaria de campaña zumbante y promocionado como un hacedor de historia. Realmente hace reflexionar sobre lo cerca que está la comedia del horror.

La conexión con Harris cobra más sentido cuando te das cuenta de que “Head of State” fue inspirada por la elección de 1984 del candidato presidencial demócrata, Walter Mondale, de seleccionar a Geraldine Ferraro como su compañera de fórmula como un último esfuerzo para quitarle el filo a una segura derrota ante Ronald Reagan. La única razón por la que Mays gana al final es porque no finge ser nada más que él mismo, y Rock merece crédito por captar esa verdad esencial. Es reconfortante imaginar las elecciones de 2024 resultando de manera diferente con una actuación un poco mejor.

LEAR  Explorando las vibrantes narrativas de las ilustraciones de Yilin Bai

“Head of State” está disponible para transmitir en EE. UU. en Freevee, Tubi, Paramount+ y MGM+ y en el Reino Unido en Paramount+