El desafío oculto del desempleo en Arabia Saudita.

En papel, lograr el objetivo de desempleo de Arabia Saudita cae bajo el ámbito del Ministro de Recursos Humanos y Desarrollo Social. Pero la verdadera carga de cumplir con el objetivo recién revisado del 5% para 2030 recae en dos figuras poderosas: Mohammed Al-Jadaan, Ministro de Finanzas, y Yasser Al-Rumayyan, Gobernador del Fondo de Inversión Pública (PIF).

Quién posee el objetivo no es solo un cambio retórico, sino que refleja la estructura del plan de transformación económica de la Visión 2030 de Arabia Saudita. El estado está emergiendo como el mayor empleador del reino, estableciendo docenas de empresas y cientos de miles de puestos de trabajo. El PIF solo inyecta cientos de miles de millones de riales anualmente en la economía doméstica, contribuyendo a la creación de más de 500,000 empleos. Juntos, estas fuerzas han sido instrumentales para reducir el desempleo, pero también revelan desafíos sistémicos profundos.

Desde el lanzamiento de la Visión 2030, los salarios del sector público han aumentado. En 2016, la nómina estatal era de 440 mil millones de riales ($117 mil millones), y para 2023 los salarios habían subido a 504 mil millones de riales, excluyendo la nómina del PIF. Si se incluye el PIF, la verdadera magnitud se vuelve más clara, y más preocupante.

Muchos de los nuevos empleos están en organizaciones sin fines de lucro o startups propiedad del gobierno, lo que beneficia las estadísticas de empleo, pero las empresas carecen de un camino claro hacia ingresos y rentabilidad dentro de una década. La carga de sostener estos empleos recae totalmente en el Ministerio de Finanzas y el PIF, creando una responsabilidad a largo plazo para el estado.

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La rápida expansión del empleo gubernamental ha creado una brecha salarial significativa entre los sectores público y privado. Los empleos gubernamentales, con salarios más altos y mejores beneficios, han hecho más difícil para los empleadores privados atraer a los mejores talentos. Esta distorsión amenaza la competitividad del sector privado, que debe ser fomentado para lograr los objetivos de diversificación económica de la Visión 2030.

A medida que los mejores talentos gravitan hacia roles gubernamentales, el sector privado corre el riesgo de ser marginado. Sin un mercado laboral competitivo, le resultará difícil impulsar la innovación, la productividad y la creación sostenible de empleo.

Los esfuerzos del gobierno para reducir el desempleo han dado resultados, pero el éxito no puede depender de soluciones a corto plazo. La sostenibilidad a largo plazo requiere un cambio de paradigma en la estrategia de empleo.

Primero, el gobierno debe evitar el exceso de personal en roles sin un potencial de ingresos claro, y las nuevas entidades deben lograr la sostenibilidad financiera dentro de cinco años. Segundo, la brecha salarial entre el sector público y privado debe reducirse. Y finalmente, las inversiones del PIF y otras iniciativas deben traducirse en crecimiento del sector privado.

La reducción del desempleo al 5% para 2030 es un objetivo ambicioso y loable, pero su éxito depende de más que alcanzar objetivos numéricos. La verdadera transformación de Arabia Saudita se medirá no por la cantidad de empleos creados, sino por cuántos siguen siendo viables una década después.

Al-Jadaan y Al-Rumayyan pueden que no posean oficialmente el portafolio de desempleo, pero sus decisiones moldearán si se cumple este objetivo, y si perdura. Para Arabia Saudita, no se trata solo de reducir el desempleo. Se trata de construir una economía que se sostenga sobre bases sólidas y sostenibles.

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