Emily Baumgaertner es una escritora de ciencia para el New York Times. Escribió este artículo sobre las enfermedades mortales que han sido ampliamente disminuidas, casi eliminadas, debido a las vacunas que las han atacado. Ella señala que la resistencia a las vacunas ha creado un resurgimiento de estas enfermedades. Si RFK Jr. fomenta el miedo a las vacunas como Director del Departamento de Salud y Servicios Humanos, podemos esperar que estas plagas mortales regresen, poniendo en peligro la vida de millones de niños.
Ella escribe:
Algunas de las elecciones del presidente electo Donald J. Trump para los principales puestos de salud del gobierno han expresado escepticismo sobre la seguridad de las vacunas infantiles. Es un sentimiento compartido por un número creciente de padres, que optan por no vacunar a sus hijos.
Pero mientras todos parecen estar hablando sobre los posibles efectos secundarios de las vacunas, pocos están discutiendo las enfermedades que previenen.
Ha pasado medio siglo o más desde que muchas de las inoculaciones se volvieron rutinarias en Estados Unidos, y la experiencia de padecer estas enfermedades ha sido en gran medida borrada de la memoria pública. Las preguntas de hoy sobre la relación riesgo-beneficio de las vacunas podrían ser simplemente un producto del propio éxito de las vacunas.
Esto es lo que la gente debería saber sobre seis enfermedades que alguna vez fueron comunes y que las vacunas han contenido durante décadas.
Sarampión
El sarampión, una infección viral a menudo propagada por tos o estornudos, es extraordinariamente contagioso: Nueve de cada 10 personas alrededor de una persona infectada contraerán sarampión si no han sido vacunadas. El sarampión se puede contraer en una habitación hasta dos horas después de que una persona con la enfermedad la haya dejado.
El sarampión no es una enfermedad leve, especialmente para los niños menores de 5 años. Puede causar fiebre alta, tos, conjuntivitis y erupciones cutáneas, y si lleva a neumonía o encefalitis, puede volverse rápidamente letal. Antes de que la vacuna fuera autorizada en Estados Unidos en 1963, casi todos los niños habían contraído sarampión para los 15 años. Decenas de miles de pacientes de sarampión eran hospitalizados cada año, y entre 400 y 500 de ellos morían.
Dos dosis de la vacuna MMR juntas son aproximadamente un 97 por ciento efectivas para prevenir el sarampión. Pero los epidemiólogos dicen que se necesita una tasa de cobertura de vacunación del 95 por ciento para prevenir la transmisión del virus en una comunidad. En los últimos cuatro años escolares, la tasa de vacunación en kindergarten ha caído por debajo de ese umbral, en algunas comunidades, mucho más abajo.
Aproximadamente 280,000 estudiantes de kindergarten en Estados Unidos ahora están desprotegidos, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, y el sarampión, que fue eliminado de Estados Unidos en 2000, ha visto un resurgimiento. Ha habido 16 brotes de sarampión en 2024, en comparación con cuatro brotes en 2023. En comunidades donde la propagación es rampante, incluso un niño vacunado ocasionalmente puede contraer la enfermedad, aunque sus síntomas generalmente son menos graves.
Difteria
La palabra griega diftera significa cuero, una referencia adecuada para una infección bacteriana que crea una membrana gruesa y gris sobre la garganta y las amígdalas, asfixiando a sus víctimas. Hubo un tiempo en Estados Unidos en el que hasta ocho niños de una misma familia sufrían ese destino, una carga tan grave que un historiador de la ciencia lo llamó “la plaga mortal de la infancia”.
La toxina que impulsa la enfermedad es producida por una cepa de bacterias en gotas respiratorias y funciona matando los tejidos sanos, lo que puede llevar a dificultades para respirar y tragar, especialmente entre los niños pequeños con vías respiratorias más pequeñas. También puede dañar gravemente los sistemas cardíaco y nervioso, lo que resulta en insuficiencia cardíaca o parálisis.
Incluso con tratamiento, uno de cada 10 personas que tiene difteria respiratoria muere a causa de ella, según el CDC.
La infección ahora es prevenible en niños pequeños mediante múltiples dosis de la vacuna DTaP, y los preadolescentes y adultos reciben refuerzos llamados Tdap. Gracias a las vacunaciones, los casos en Estados Unidos han pasado de más de 100,000 por año en la década de 1920 a, en promedio, menos de uno.
Tétanos
Una infección de tétanos completamente desarrollada puede ser una vista alarmante: puños apretados, espalda arqueada, piernas rígidas por espasmos musculares extremos y atroces que duran varios minutos. Fluctuaciones extremas en la presión arterial. Un corazón acelerado. Músculos del cuello y el estómago tan tensos que impiden la respiración.
El tratamiento para el tétanos debe ser inmediato, y hasta el 20 por ciento de las personas que se infectan morirán.
Todo comienza con una bacteria que yace dormida en el suelo y las heces de animales hasta que entra en el cuerpo a través de la piel rota como una cortada. El microbio comienza a crecer, dividirse y liberar una toxina que afecta los nervios.
Las vacunas que contienen el toxoide del tétanos comenzaron a administrarse a los niños en Estados Unidos en la década de 1940, cuando había más de 500 casos por año. Los niños ahora están protegidos a través de múltiples dosis de la vacuna DTaP, que también protege contra la difteria y la tos ferina. Desde el año 2000, el número anual de casos ha sido inferior a 50.
Paperas
El virus de las paperas, que se propaga a través de la saliva y las gotas respiratorias, desencadena fiebre e inflamación de las glándulas salivales en las orejas, por lo que los pacientes a menudo tienen la mandíbula y las mejillas hinchadas, y puede, en casos graves, causar sordera.
La enfermedad es peligrosamente insidiosa: puede permanecer latente hasta un mes antes de que aparezcan los síntomas, y la mayoría de las personas son infecciosas antes de que sus glándulas salivales comiencen a hincharse. Las complicaciones son más comunes en adultos que en niños, pero pueden incluir inflamación en los ovarios y los testículos, lo que puede causar infertilidad o esterilidad, o en el cerebro y la médula espinal, lo que puede poner a los pacientes en riesgo de convulsiones y accidentes cerebrovasculares.
Estados Unidos comenzó a vacunar contra las paperas en 1967 y posteriormente vio una disminución del 99 por ciento en los casos. Pero los casos anuales en Estados Unidos, que antes rondaban entre 200 y 400, han superado los 1,000 nueve veces desde 2006. En tres ocasiones, superaron los 6,000.
Rubéola
El primer signo de rubéola suele ser una erupción en la cara, y aunque la infección a menudo permanece leve en los niños, puede resultar devastadora para las mujeres embarazadas a las que los niños infectan.
Cuando se transmite a un feto, la rubéola puede causar un aborto espontáneo o llevar a graves defectos de nacimiento, como problemas cardíacos, daño en el hígado o el bazo, ceguera y discapacidad intelectual. Al menos 32,000 bebés nacen anualmente en todo el mundo con el síndrome de rubéola congénita. Alrededor de un tercio de ellos mueren antes de su primer cumpleaños.