Bashar al-Assad cayó – luego una mujer descubrió el pasado de su esposo

“Mientras sigas diciendo ‘No lo hice’, seguirán torturándote y te llevarán a otra etapa de tortura”, dice él. “Cada minuto es como si estuvieras muriendo.”

Abdullah dice que les contó a los oficiales una historia falsa para evitar más interrogatorios, y tuvo la “suerte” de ser liberado de la detención después de un mes.

Varios años después, dejó Siria y más tarde obtuvo becas en Ginebra y en los EE. UU. Ahora está establecido en Londres con su esposa.

Solo ahora Abdullah se siente capaz de compartir el horror completo de sus experiencias con su esposa, ya que el riesgo y el miedo que enfrentaba poco a poco están desapareciendo.

“Finalmente terminamos con el régimen, podemos decir, ahora estamos realmente libres”, dice él. “Puedes usar nuestro nombre. Puedes usar nuestro rostro. Podemos contar la historia completa.”

Douna, una activista de derechos humanos, sollozó al escuchar por primera vez las experiencias de su esposo.

“Lo escuchaba y lloraba. Cada vez siento que este régimen ha alcanzado el máximo de los horrores, de las historias horribles”, dice ella.

“Me sorprende que, no, esto no es lo máximo. Podría haber más.”

Agrega: “Somos privilegiados de poder contar nuestras historias. Muchas personas murieron sin ser escuchadas”.

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