A menudo ignoro mi bienestar—mente, cuerpo y espíritu—mientras avanzo en mi carrera académica. Como mujer académica de color, equilibrar el trabajo y la vida se siente muy difícil. Mis vidas personal y profesional están entrelazadas, tirando de mí de maneras agotadoras. Relajarse parece mal y descansar se siente como un lujo.
Me enredo tanto en reuniones y plazos que en un día típico a menudo me salto el almuerzo. Olvido beber agua y ni siquiera salgo al aire fresco. Mi plan de autocuidado ha sido “de vista, de la mente”.
Ahora, a mis 40 años, veo el costo que esto ha tenido. Lucho con espasmos musculares, dolor de cuello, problemas de salud mental y profundo agotamiento. ¿Lo más difícil? Mi hija de seis años dice, “Mamá trabaja mucho”.
Ingresa al Slow Living: Una Recalibración Revolucionaria
El movimiento slow living, arraigado en el movimiento slow food, promueve un estilo de vida centrado en la atención plena, la sostenibilidad y la calidad sobre la cantidad. Nos anima a reducir la velocidad y tomar decisiones intencionales en un mundo que a menudo valora la velocidad y la productividad. Esta filosofía enfatiza la importancia de las relaciones, el bienestar y el equilibrio.
Para las mujeres de color en la academia, las prácticas de slow living proporcionan un medio para contrarrestar las intensas presiones de la enseñanza, la administración, la financiación y la publicación. Estas presiones se ven agravadas por desafíos sistémicos como las microagresiones, el tokenismo, el cambio de código y la obligación de orientar a estudiantes de orígenes similares. Esto lleva a la tributación cultural y a las demandas de trabajo invisible, lo que resulta en un aumento del estrés y el agotamiento. El enfoque de slow living promueve el autocuidado y nos ayuda a reconectar con lo que realmente importa, mejorando la resiliencia y el bienestar mental.
Las Cargas Invisibles que las Mujeres de Color Llevan
Las mujeres de color en la academia a menudo enfrentan desafíos únicos que permanecen invisibles para muchos de sus pares. Por ejemplo, la abrumadora carga de trabajo de servicio, especialmente la tutoría de estudiantes de color, a menudo contribuye a sentimientos de aislamiento y agotamiento. Si bien la tutoría es vital y gratificante, tiene un costo significativo, lo que contribuye a un sentido de alienación, trabajo invisible y fatiga racial de batalla. El trabajo emocional e intelectual involucrado a menudo resta tiempo que de otra manera se podría dedicar a la investigación, la enseñanza o intereses personales. Abordar estos problemas requiere una comprensión más profunda de los obstáculos sistémicos y esfuerzos intencionales para fomentar entornos académicos equitativos.
Además, las académicas de color a menudo enfrentan desafíos relacionados con el tokenismo dentro de entornos académicos predominantemente blancos. Sus roles pueden ser percibidos como simbólicos, lo que lleva a la expectativa de que representen a comunidades raciales o étnicas enteras. Con frecuencia, se llama a los profesores de color para abordar preocupaciones de los estudiantes sobre el racismo o liderar iniciativas de diversidad, equidad e inclusión, una carga no compartida de manera equitativa por sus colegas blancos.
Además, las microagresiones—comportamientos discriminatorios sutiles pero dañinos—pueden crear un entorno en el que las académicas de color se sientan obligadas a validar continuamente su competencia. Estas experiencias resaltan la necesidad de un cambio sistémico para cultivar un ambiente más inclusivo donde las académicas de color puedan prosperar y aportar sus valiosas perspectivas.
La Solución del Slow Living
Los principios del slow living ofrecen a las académicas de color una forma sólida de recuperar su tiempo y energía, permitiéndoles centrarse en su bienestar, pasiones y propósito. Abrazar las prácticas de slow living puede ayudarnos a navegar las demandas a menudo abrumadoras de la vida académica con mayor intención y equilibrio, lo que puede amplificar la autoagencia.
Prácticas de atención plena como la meditación matutina o caminar en la naturaleza pueden proporcionar momentos esenciales de paz. Establecer límites, decir “no” a compromisos adicionales y tomar días de salud mental son otras estrategias que permiten a las académicas preservar su energía. La gestión del tiempo intencional ayuda a reducir el estrés y garantiza la alineación con valores personales, creando una experiencia académica más gratificante. El apoyo institucional a las prácticas conscientes puede ser crucial para promover el bienestar y la retención de las académicas de color al crear entornos que prioricen el autocuidado, el equilibrio entre trabajo y vida y la salud mental.
El slow living mejora la satisfacción laboral al alinear las tareas diarias con objetivos a largo plazo. Reflexionar sobre el trabajo puede ayudar a identificar oportunidades que aporten propósito y alegría, como priorizar proyectos colaborativos que coincidan con valores personales. Un modelo que refleja este enfoque intencional es el liderazgo transformacional en la academia. Este modelo se centra en que los líderes fomenten la colaboración, promuevan metas compartidas y enfaticen el crecimiento personal y el bienestar. Las académicas de color pueden utilizar este modelo para participar en trabajos que estén alineados con sus valores y respaldados por el liderazgo institucional, promoviendo la colaboración significativa y disminuyendo la probabilidad de sentirse desconectadas o agotadas.
Incorporar el slow living en la academia puede inspirar un efecto dominó en los departamentos e instituciones. Las académicas de color que priorizan el bienestar y el equilibrio establecen un poderoso ejemplo para colegas y estudiantes. Estos cambios pueden fomentar una cultura que valore la salud mental y la realización personal tanto como el logro profesional. Con el tiempo, los principios personalizados de slow living podrían alentar a las instituciones académicas a reimaginar las métricas de éxito, enfatizando la sostenibilidad, la colaboración y el impacto en la comunidad.
De un Cambio Individual a una Transformación Institucional
El slow living no puede florecer en un vacío. Para que las académicas de color prosperen, las instituciones deben brindar un apoyo significativo. Los cambios estructurales pueden transformar los esfuerzos individuales en un cambio cultural sostenible—y, honestamente, ¿no sería la academia mejor para ello?
Las instituciones pueden mejorar el bienestar y la retención de las académicas de color a través de varios cambios estructurales. La implementación de políticas de trabajo flexibles, como la enseñanza remota y horarios flexibles, ayuda a las académicas a gestionar sus vidas profesionales y personales. Un enfoque holístico para la permanencia y promoción que valore el equilibrio entre trabajo y vida, la calidad de la enseñanza, la tutoría y el impacto en la comunidad fomenta la inclusividad. Los programas de tutoría y los grupos de afinidad de empleados brindan un apoyo y colaboración esenciales. Además, los recursos dedicados a la salud mental ayudan a mitigar el agotamiento. Programas como la iniciativa de Avance de la Diversidad del Profesorado en la Universidad de California celebran (y financian) las contribuciones de diversidad, equidad e inclusión del profesorado. Finalmente, incentivar el trabajo colaborativo puede cambiar las métricas de éxito para priorizar contribuciones impactantes, beneficiando al profesorado y a las instituciones.
Un Cambio de Paradigma que Vale la Pena Abrazar
Después de años de empujarme hasta el límite, me di cuenta de que era hora de un cambio. Si bien mudarme a una tranquila casa de campo en el campo no era posible, descubrí que pequeños hábitos diarios podrían transformar mi ajetreada vida. Comencé caminando: Cada mañana, tomaba un paseo de 10 minutos por mi vecindario, prestando atención al ritmo de mis pasos y permitiéndome sumergirme completamente en el momento presente. También comencé a escribir más despacio, respirar conscientemente y hablar intencionalmente. Estos simples cambios introdujeron la atención plena, haciéndome sentir menos frenética sobre la productividad y ayudándome a priorizar el tiempo de calidad en familia.
Abrazar el slow living en mi vida profesional ha sido un cambio de juego. Me ha ayudado a enfocarme en el bienestar y redefinir el éxito como vivir mejor en lugar de simplemente hacer más. Como académicos, deberíamos celebrar el aprendizaje continuo e incorporar el slow living en nuestras vidas. Después de todo, si estamos demasiado ocupados para cuidarnos a nosotros mismos, ¿para qué estamos verdaderamente trabajando?
Así que aquí está mi desafío para ti, querido lector: Respira profundamente. Camina un poco más despacio. Alejate del sonido de un correo electrónico en tu bandeja de entrada. Habla con intención. Reescribamos el guion que nos dice que debemos esforzarnos hasta el punto de hacernos daño. Nuestras carreras, familias y, lo más importante, nosotros mismos, lo merecemos.
Kenyatta Y. Dawson es directora de programa y miembro del profesorado en Texas Woman’s University. Se especializa en diversidad, equidad, inclusión, éxito estudiantil y desarrollo profesional en la educación superior. Su investigación se centra en la tutoría de estudiantes adultos, satisfacción laboral y liderazgo impulsado por la equidad. Agradecida al Programa de Pensamiento de Mujeres de la Universidad de Texas Woman por avanzar las voces subrepresentadas, Dawson abraza la misión de Escribir para Cambiar el Mundo para la inclusión y el impacto social.