Haciendo su último viaje como el principal diplomático de Estados Unidos la semana pasada, el Secretario de Estado Antony J. Blinken llegó a París, su ciudad natal anterior, para ser recibido como un héroe. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, proclamó a Blinken como “un eminente servidor de la paz” en una ceremonia en el Palacio del Elíseo antes de otorgarle el más alto tributo del país, la medalla de la Legión de Honor. Con su cinta de seda roja prendida en su chaqueta, Blinken llamó a la medalla “el honor de toda una vida”. Fue una escena muy diferente en Washington unos días después, cuando Blinken dio un discurso final ante una multitud de expertos en política exterior. Un manifestante que se infiltró en el evento del Consejo del Atlántico gritó: “¡Secretario Blinken! ¡Tu legado será genocidio! Siempre serás conocido como ‘Sangriento Blinken, Secretario del Genocidio'”. Los oficiales de seguridad la sacaron de la sala, así como a un hombre que ondeaba un cartel que decía “Blinken: Criminal de guerra”. Un drama similar interrumpió la conferencia de prensa de despedida de Blinken en el Departamento de Estado dos días después, cuando un periodista, gritando que Blinken pertenecía a La Haya, fue sacado de la sala por oficiales de seguridad. Las escenas contrastantes revelan la dualidad del mandato de Blinken como secretario de estado. Durante cuatro años y más de un millón de millas de vuelo registradas, Blinken fue el rostro de la profunda implicación de Estados Unidos en dos guerras, una en Ucrania y la otra en Israel y Gaza. La primera, la defensa de Ucrania contra Rusia, fue una causa popular marcada por banderas ucranianas ondeando desde los porches americanos, y Blinken se bañó en elogios mientras invocaba los más altos principios de derecho internacional y derechos humanos. Pero la guerra entre Israel y Hamás en Gaza, desencadenada por ataques terroristas palestinos, se convirtió en una pesadilla política y moral para la administración Biden, ya que los ataques israelíes con armas suministradas por Estados Unidos mataron a un estimado de 46,000 palestinos, muchos de ellos mujeres y niños. Mientras que el presidente Biden estableció la política, Blinken, su asistente y hijo sustituto de décadas, la presentó al público. El diplomático fue acusado de despojar de los mismos principios que había defendido en Ucrania, y se convirtió en el objetivo de la v…