Rebeldes en la República Democrática del Congo han rodeado la ciudad oriental de Goma, en una de las escaladas más agudas en años de un conflicto que ha enfrentado al país centroafricano contra su vecino Ruanda.
El jueves por la mañana, rebeldes del grupo M23 respaldado por Ruanda capturaron Saké, obligando a las fuerzas congoleñas a retirarse rápidamente, según funcionarios humanitarios y testigos presenciales. Esa fue la última posición importante del ejército antes de Goma, una capital provincial con más de 2 millones de personas.
La caída de Goma sería un hito importante para un grupo que capturó la ciudad y la mantuvo durante dos semanas en 2012, pero se retiró después de que Ruanda se viera sometida a una intensa presión internacional para dejar de respaldar a la milicia. Estados Unidos y las Naciones Unidas dicen que Ruanda financia y dirige al M23, cargos que Ruanda ha negado.
A finales de 2013, el ejército congoleño y las fuerzas de las Naciones Unidas derrotaron rápidamente al grupo rebelde, que permaneció inactivo durante casi una década después.
Desde entonces, el M23 ha resurgido, comenzando a finales de 2021, infligiendo una serie de importantes derrotas al ejército congoleño. Al mismo tiempo, las conversaciones de paz lideradas por Angola, vecino suroeste de Congo, se han estancado, y el destino de los cascos azules de la ONU estaba hasta hace poco en el aire, con su mandato renovado en diciembre por solo un año.
Goma, un centro para organizaciones humanitarias, agencias de la ONU y misiones diplomáticas extranjeras en el este del Congo, ha sido un refugio para más de un millón de civiles que huyen de la violencia de los milicianos del M23, las fuerzas congoleñas y otros grupos armados de la región.
Los rebeldes lanzaron una gran ofensiva este año, y ahora la ciudad está cada vez más aislada. Los rebeldes controlan la tierra inmediatamente al norte y oeste de Goma. En su este se encuentra la frontera con Ruanda. Su sur está demarcado por la costa del lago Kivu.
Civiles heridos que huyen de Saké llegaron el jueves por la mañana a pie y en motocicletas a un hospital de Goma dirigido por el Comité Internacional de la Cruz Roja. Abdourahmane Sidibé, un cirujano principal del grupo, dijo que él y sus colegas han estado tratando el doble de civiles en las últimas semanas que en promedio el año pasado.
“Hubo demasiados bombardeos”, dijo Hawa Amisi, de 52 años, quien huyó con solo un colchón delgado, una botella de agua y cuatro de sus hijos, que no tenían nada que comer. La Sra. Amisi, que había sido separada de su esposo en el tumulto, dijo que vio cadáveres en la calle mientras huían. “Tanta gente murió”, dijo.
Bruno Lemarquis, el principal funcionario humanitario de las Naciones Unidas en Congo, dijo que 2025 sería “un año difícil” porque es probable que aumenten las necesidades humanitarias y se espera que los fondos disminuyan.
Con las conversaciones de paz colapsadas en diciembre, la atención menguante de un mundo distraído y se espera que Estados Unidos, tradicionalmente el mayor donante humanitario de Congo, recorte la ayuda, funcionarios humanitarios y expertos dicen que una de las mayores crisis del mundo corre el riesgo de volverse aún más descuidada.
“Incluso antes de que asumiera la nueva administración de EE. UU., nos dijeron que el apoyo humanitario de EE. UU. se reduciría en un tercio”, dijo el Sr. Lemarquis.
Caleb Kabanda y Saikou Jammeh contribuyeron con la información desde Goma y Dakar.