Cada día familias cruzan por un camino seco y polvoriento hacia Chad, huyendo de la guerra y la hambruna en Sudán – escenas que claramente han sacudido al ministro de exteriores del Reino Unido.
Bajo el sol abrasador, David Lammy visitó el puesto fronterizo de Adré el viernes para presenciar de primera mano el impacto de la guerra civil en Sudán que estalló cuando el ejército y su antiguo aliado, las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), se pelearon.
Aquellos que logran cruzar la frontera a menudo han sido separados de sus familias en el caos para escapar y están desesperados por ver si sus familiares han llegado a salvo.
“Es unas de las cosas más horribles que he escuchado y visto en mi vida”, dijo Lammy.
“Mayormente, lo que he visto aquí en Chad, en la frontera con Sudán, son mujeres y niños huyendo por sus vidas – contando historias de matanzas generalizadas, mutilaciones, quemaduras, violencia sexual contra ellas, sus hijos. Y entre todo eso, hambre, hambre – una situación tan increíble”.
El ministro de exteriores vio a docenas de mujeres envueltas en chales ligeros y multicolores y sosteniendo niños de diferentes edades cruzando en carros tirados por caballos.
Se veían cansadas sentadas en bolsas sosteniendo las pocas pertenencias que pudieron traer consigo en el largo viaje hacia la seguridad.
“Alhamdulillah” que significa “alabado sea Dios”, comenta Halima Abdalla cuando le pregunté cómo se sentía al haber cruzado la frontera.
La joven de 28 años está aliviada a pesar de la tragedia que ha sufrido al perder a uno de sus hijos mientras huía de Darfur, la región occidental de Sudán, que ha sufrido una de las violencias más devastadoras en los últimos 21 meses – gran parte de ella supuestamente perpetrada por las RSF.
“Primero fui a el-Geneina, pero tuve que huir nuevamente cuando estalló el enfrentamiento allí”, explica cómo luego se separó de su marido y dos hijos.