Recientemente vi un letrero que decía: “¡Haz que las reuniones de la junta escolar sean aburridas de nuevo!” Podría haber sido una directiva para dos distritos escolares del sur de California, Temecula Valley y Chino Valley, los únicos dos distritos escolares cuyas reuniones de junta he tenido el coraje de asistir en el último año.
Primero, en diciembre cuando la nueva mayoría de la junta patrocinada por la iglesia fue juramentada en Temecula, y este pasado jueves por la noche en Chino Valley, donde la mayoría de la junta también patrocinada por la iglesia estaba considerando una nueva iniciativa de política que requería que todo el personal escolar compartiera con los padres dentro de las 72 horas cualquier información confidencial que pudieran recibir de un estudiante.
Saliendo de la reunión de la junta en Temecula a mediados de diciembre, intenté entender cómo es posible que en la América de hoy algunos elementos de la religión organizada se sientan amenazados por lo que está ocurriendo en las escuelas públicas, tanto así que un pastor llamaría a las escuelas públicas “el patio de juegos del diablo”.
No sé ustedes, pero a veces recurro a Hollywood —el verdadero “patio de juegos del diablo”— en busca de respuestas. Y ahí mismo en la página web de películas clásicas de Amazon Prime, encontré la nominada al Premio de la Academia de 1960 de Stanley Kramer “Inherit the Wind”, una versión ficcionalizada del llamado “Juicio del Mono Scopes” de 1925 en Tennessee, que envió a un profesor de biología de secundaria a la cárcel por enseñar la teoría de la evolución de Darwin. Con la interpretación de Tennessee Ernie Ford de “Give Me That Old-time Religion” sonando de fondo, la película captura a un grupo de padres evangélicos reaccionando a una nueva amenaza percibida para la seguridad de sus hijos en las escuelas públicas.
La amenaza es completamente inventada y falsa, al igual que lo que estamos viendo en los sistemas escolares de Temecula y Chino recientemente —padres religiosos creyendo que las escuelas públicas están llenas de supuestos “adoctrinadores” determinados a exponer a sus hijos pequeños a todo tipo de desviación y depravación sexual. Esta ficción ha tenido un grado de éxito en algunas elecciones recientes de la junta escolar, donde la bandera de “restauración de los derechos de los padres a nivel local” ha sido el principio organizador para una nueva campaña de negación de derechos y retorno al descarado fanatismo en algunas partes de nuestro estado progresista.
De nuevo, recurro a una película clásica de Hollywood en busca de respuestas. El premiado filme de Fred Zinneman de 1966 “A Man for All Seasons”, captura vívidamente la importancia de lo que significa tomar un juramento “ante Dios y los hombres”. En este drama histórico sobre el conflicto entre el Rey Enrique VIII de Inglaterra y Sir Thomas More, todos, incluidos los miembros de la familia, imploran a More que evite ser decapitado tomando un juramento reconociendo a Enrique como supremo en asuntos religiosos. En una conmovedora carta desde la prisión a su propia hija, el futuro Santo Tomás le dice que su conciencia no le permitiría violar un juramento que hizo ante Dios y los hombres.
En la reunión de la junta escolar de Chino Valley de la noche del jueves, había al menos siete personas presentes que, al entrar por primera vez en sus cargos, habían tomado un juramento para defender tanto las constituciones estatales como federales —los cinco miembros electos de la junta escolar, el superintendente de Chino Valley y el superintendente de instrucción pública electo del estado, Tony Thurmond. Como californiano y católico que cree que todos los niños de Dios en nuestras escuelas públicas merecen lo mejor de aquellos que han tomado un juramento para defenderlos, espero que todos podamos encontrar un terreno común en el ejemplo y la vida heroica del servidor público Santo Tomás More de que un juramento tomado ante Dios y los hombres todavía significa algo.
Está quedando cada vez más claro que nuestro estado va a necesitar una nueva coalición comprometida a mantener a los extremistas fuera de nuestras juntas escolares. Tanto Temecula Valley como Chino Valley nos están mostrando lo importante y desafiante que va a ser este nuevo trabajo para mantener a todos nuestros niños a salvo del fanatismo y la discriminación.
¡Vamos a ponernos manos a la obra!
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Carl A. Cohn es profesor emérito e investigador senior en Claremont Graduate University. Anteriormente se desempeñó como superintendente de los distritos escolares unificados de Long Beach y San Diego. Su investigación sobre la nueva y emergente política educativa en Estados Unidos es apoyada por la Fundación William y Flora Hewlett.
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