This shows that the industry still has a long way to go in terms of addressing and responding to allegations of sexual misconduct involving celebrities. The pressure from both the public and major shareholders is forcing TV networks to take action and investigate such claims more seriously.
It is clear that the #MeToo movement has had an impact in Japan, with more survivors coming forward and demanding accountability from those accused of misconduct. The actions taken by companies like Toyota, Nissan, and McDonald’s to suspend advertisements on Fuji TV demonstrate the power of public opinion and corporate responsibility in holding individuals and organizations accountable for their actions.
Moving forward, it is crucial for the entertainment industry in Japan to prioritize the safety and well-being of all individuals, regardless of their celebrity status. This case serves as a reminder that no one is above the law, and that everyone should be held accountable for their actions, especially when it comes to allegations of sexual misconduct. En ambos casos, la situación solo avanzó de manera significativa debido a la presión externa.
“Los medios ahora están informando sobre los problemas de Nakai, pero esto se debe en parte al hecho de que Nakai se convirtió prácticamente en freelance en 2020. Si hubiera pertenecido a una empresa de producción influyente como Johnny & Associates, me pregunto si las cadenas de televisión habrían sido tan críticas con él como lo están siendo ahora”.
Kaori Hayashi, profesora en la Escuela de Posgrado de Estudios de Información Interdisciplinaria de la Universidad de Tokio, dijo que Fuji TV había “calculado mal el sentimiento público”.
“Mientras la mentalidad del público ha cambiado, la dirección de Fuji TV parece vivir en una burbuja y ha subestimado por completo la importancia de eventos recientes, como los escándalos de Kitagawa y Matsumoto”, dijo.
Se dice que los empleados de Fuji TV están enojados por la respuesta de la dirección. Su sindicato laboral dijo que el número de miembros había aumentado de 80 al comienzo de la semana pasada a más de 500, ya que el personal se preocupa por las posibles consecuencias para su empleador. “Espero que la empresa renazca con un sentido de crisis”, dijo un empleado al Asahi Shimbun.
Algunos críticos siguen sin estar convencidos por la conducta del emisor en medio de las acusaciones, que fueron hechas por primera vez en diciembre por la revista semanal Josei Seven.
En una editorial contundente, el Mainichi Shimbun dijo: “no sería sorprendente si la red es vista como preocupada por defenderse a sí misma en lugar de buscar la verdad”.
Agence France-Presse contribuyó a este informe.