Sin duda, ella reconoce el estrés potencial que la declaración de emergencia del Presidente Trump en la frontera de los Estados Unidos podría causar en México. Se estima que 5 millones de mexicanos indocumentados viven actualmente en los Estados Unidos y la perspectiva de un retorno masivo podría saturar rápidamente y abrumar ciudades fronterizas como Juárez y Tijuana. Es un problema que preocupa a José María García Lara, director del albergue para migrantes Juventud 2000 en Tijuana. Mientras me muestra las instalaciones, que ya están cerca de su capacidad, dice que hay muy pocos lugares donde pueda alojar a más familias. “Si es necesario, tal vez podamos poner a algunas personas en la cocina o en la biblioteca”, dice. Sin embargo, llega un momento en que simplemente no queda espacio, y las donaciones de alimentos, suministros médicos, mantas y productos de higiene también se verán sobrecargadas. “Estamos siendo golpeados por dos frentes. En primer lugar, la llegada de mexicanos y otros migrantes que huyen de la violencia”, dice el Sr. García. “Pero también, tendremos las deportaciones masivas. No sabemos cuántas personas cruzarán la frontera necesitando nuestra ayuda. Juntas, estas dos cosas podrían crear un gran problema”.
