Pero no es solo Hamas quien ha sido criticado ferozmente por la condición de las personas que han estado liberando. Poco después de que se liberaran a los tres rehenes, 183 palestinos – algunos cumpliendo largas condenas por su participación en asesinatos de israelíes, otros detenidos sin cargos – salieron de las cárceles israelíes. Uno de los liberados fue Jamal al-Tawil, el ex alcalde de al-Bireh. Ha pasado casi dos décadas entrando y saliendo de prisiones israelíes, en parte por acusaciones de que ayudó a planear atentados suicidas. Recientemente estuvo en huelga de hambre para protestar contra su detención sin cargos. Su hija, quien también fue liberada recientemente de la cárcel, afirmó que fue golpeado en los últimos momentos antes de su liberación. Tuvo que ser llevado del autobús al hospital conectado a un ventilador. Según el Crescente Rojo Palestino, siete de los liberados de las cárceles israelíes necesitaron tratamiento hospitalario tras su encarcelamiento. Desde el 7 de octubre de 2023 han habido numerosos informes acusando a las autoridades israelíes de abusar de los prisioneros palestinos. La pregunta ahora es qué impacto, si alguno, tendrán las liberaciones del sábado en el frágil acuerdo de alto el fuego. Israel ha dicho que enviará negociadores a Qatar para discutir “asuntos técnicos”, antes de comenzar las conversaciones sobre la próxima fase. También ha recibido calidamente la sugerencia del presidente de EE.UU. Donald Trump de que Gaza sería vaciada de palestinos. Mientras tanto, Hamas ha acusado a Israel de “falta de compromiso” respecto al alto el fuego, pero dijo que el grupo sigue listo para unirse a cualquier negociación. Hamas también publicó un video elaborado de la liberación de los tres rehenes. Filmado en túneles subterráneos, aparentemente enterándose de que serían liberados. Hablan a la cámara, agradeciendo a Dios y luego vistiéndose con uniformes con sus propias fotos. La publicación del video fue seguida pronto por una declaración de las familias pidiendo que no se transmitiera. A pesar de la ira por la condición de los liberados, había otra conclusión a la que muchos llegaron ese día. Un acuerdo para asegurar su libertad – y un fin permanente a los enfrentamientos – no puede llegar lo suficientemente pronto. Porque en los rostros demacrados y atormentados de los liberados, estaba escrita la coste del retraso.