Hace tres años, estaba sentado en el entresuelo de un bar en el este de Londres cuando se derrumbó. De regreso del hospital, llamé a mi amigo para que viniera y me preguntó: “¿Qué necesitas?” Le dije que necesitaba una copa de rosado y ver Mamma Mia!
Desde que salió el musical de jukebox de Phyllida Lloyd en 2008, lo he visto más de 20 veces (incluidas tres visitas al cine). ¿Por qué? Bueno, empecemos con lo básico. El elenco: Meryl Streep, Julie Walters, Christine Baranski, Stellan Skarsgård, Colin Firth. La trama deliciosamente absurda: una joven criada por una madre soltera a punto de casarse en una isla griega quiere descubrir quién es su padre. La música: 20 de los clásicos éxitos de Abba. ¿Qué más se puede pedir, realmente?
¡Mamma Mia! no es una película, es unas vacaciones. Es una película tan alejada de cualquier subtexto e intriga que su único objetivo para los espectadores es sumergirse en el sol griego mientras suenan las canciones de Abba. Quizás por eso la película fue criticada por muchos críticos masculinos en su momento. Peter Bradshaw la llamó un “pantomima sin alma” con una “historia irrelevante… [donde] no hay ironía, no hay angustia, ciertamente no hay enfermedad paralizante, ni plausibilidad dramática”. Entiendo de dónde viene Bradshaw, pero creo que se perdió el punto de la película. Nunca pretendió ser tomada en serio; es una película sin pretensiones. Gran parte de lo que él critica es precisamente lo que hace de Mamma Mia! la manta de comodidad cinematográfica perfecta.
¿Es Mamma Mia! perfecta? Absolutamente no. Los actores masculinos casi disfrutan de su ineptitud vocal durante toda la película. La interpretación desafinada de Pierce Brosnan en SOS sería un crimen contra el teatro musical si no fuera tan encantadoramente divertida e hilarante por accidente. También es una lástima que el hombre gay (Harry, interpretado por Firth) sea el único que queda sin un interés romántico sustancial al final de la película. Afortunadamente, las mujeres están ahí para compensar las deficiencias de los hombres (como suelen hacerlo). Baranski y Walters como Tanya y Rosie son oro cómico, lanzándose pullas como solo lo hacen los viejos amigos; Tanya le recuerda a Rosie que tienen la misma edad, y Rosie dice: “Sí. Bueno, algunas partes de nosotras”. La relación entre la madre (Streep) y la hija (Amanda Seyfried) está dibujada de forma hermosa, lo que hace que su ínterpretación de Slipping Through My Fingers sea el golpe emocional de la película.
Lo que eleva la película es la alegría desenfrenada que irradia de cada miembro del elenco que claramente está pasando el mejor momento de sus vidas (sin doble sentido). Streep le dijo a Vogue en 2023 que “[¡Mamma Mia!] fue un rodaje delirantemente feliz”, y se nota en cada fotograma de la película. La química genuina y palpable entre los miembros del elenco significa que hay un abandono colectivo que rara vez se ve en la pantalla. Streep, Walters y Baranski iluminan cada escena en la que están juntas, disfrutando claramente de la rara oportunidad de interpretar a mujeres de mediana edad valientes, independientes y sexualmente asertivas. Se puede ver la alegría y la satisfacción juguetona en el rostro de Baranski mientras da patadas altas y se divierte con una serie de jóvenes en trajes de baño mientras se suelta en Does Your Mother Know. Si no has visto las fotos de la fiesta de fin de rodaje de la película, hazte un favor y búscalas. (Lamentablemente, Baranski desmintió los rumores de que el elenco estaba bebiendo ouzo entre tomas.)
Para mí, lo que define una película reconfortante es que puede levantarte en momentos de crisis. ¡Mamma Mia! me ha sacado adelante en rupturas y crisis nerviosas. ¡La vi después de estar en un colapso de edificio! Cuando llego a la escena ruidosa de la despedida de soltera que presenta Super Trouper, Gimme! Gimme! Gimme! (A Man After Midnight) y Voulez-Vous (tres éxitos absolutos), estoy demasiado ocupado cantando y bailando para recordar mis propios problemas, todo lo que quiero es una copa de ouzo.
A medida que he envejecido, me he encontrado volviendo a Mamma Mia! cada vez más. El ascenso global de gobiernos de extrema derecha, junto con recordatorios casi diarios de que el planeta se encamina hacia un colapso ecológico, puede sentirse asfixiante. Durante 108 minutos, la película ofrece respiro y refugio en forma de Streep cantando Dancing Queen con su mono. Esto podría explicar en parte por qué, en medio de la crisis financiera de 2007-08, ¡Mamma Mia! conectó tanto con el público y se convirtió en un éxito de taquilla, recaudando $610 millones en todo el mundo. Sin mencionar una secuela en 2018 y una posible tercera película en proceso.
La devoción de ¡Mamma Mia! al escapismo es tan refrescante como necesaria. Cuando la última canción termina y aparecen los créditos: el mundo vuelve a parecer tolerable. Así que gracias por la música, Mamma Mia!