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Los Estados Unidos, el Reino Unido, Australia, Suecia, Francia, Italia, Canadá, Corea del Sur, Arabia Saudita y Jordania han emitido advertencias a los ciudadanos a abandonar el Líbano; el Reino Unido también ha desplegado expertos y personal militar para ayudar con una evacuación potencial en caso de que estalle una guerra entre Israel y el grupo militante Hezbollah allí.
Varias aerolíneas ya han cancelado vuelos hacia y desde Beirut, el único aeropuerto comercial de Líbano, complicando cualquier estrategia de salida.
Aunque muchos expertos coinciden en que una guerra no sería favorable para nadie, las tensiones en la región alcanzaron un nuevo máximo después de que Israel atacara Beirut la semana pasada, matando a un alto líder de Hezbollah al que culpó por un ataque mortal previo en los Altos del Golán controlados por Israel.
El líder político de alto rango de Hamas, Ismail Haniyeh, también fue asesinado en un ataque en Teherán; Israel no se atribuyó la responsabilidad por el último ataque.
Irán prometió una “severa” represalia contra Israel después del ataque en Teherán, y los funcionarios occidentales creen que podría utilizar a Hezbollah, uno de los varios aliados militares que tiene Irán en la región, en cualquier contraataque.