Cortesía: Aspire Public Schools
Muchas conversaciones en California se han centrado en reclutar maestros en la profesión como una forma de lidiar con la escasez de maestros en el estado. Esto es importante, y como maestra de jardín de infantes transicional, soy muy consciente de cómo los maestros de calidad pueden impactar a nuestros estudiantes y comunidades.
Me convertí en maestra principalmente porque quiero ser la representación que no vi cuando era joven. Participé en un programa de residencia de maestros que construyó mi confianza en el aula y me enseñó a conectar con mis estudiantes resaltando mi propia identidad. No solo fue la forma en que fui reclutada para la profesión, también ha jugado un papel en mi retención.
Para seguir abordando la escasez de maestros, creo que California necesita más programas sólidos de residencia de maestros. Casi el 37% de las escuelas públicas de EE. UU. experimentaron al menos una vacante de maestro, lo que contribuyó a que casi la mitad de los estudiantes de escuelas públicas comenzaran el año escolar 2023-24 retrasados en al menos una materia. En medio de estas escaseces, California todavía está sufriendo las repercusiones de haber superado las 10,000 vacantes durante el año escolar 2021-22. Los efectos se sienten aún más en comunidades latinas o afroamericanas subfinanciadas.
En Aspire Richmond Technology Academy, donde enseño, puedo ver cómo debemos preparar a los educadores y luego proporcionarles las herramientas para que los maestros se mantengan a sí mismos. Es cómo podemos prevenir escaseces y retener maestros a largo plazo.
Fue un camino sinuoso para darme cuenta de que la enseñanza era mi vocación. Nunca me imaginé convirtiéndome en educadora, en gran parte porque rara vez veía maestros que se parecían a mí o que conectaban conmigo a nivel cultural. Mientras los estudios señalan la importancia de una coincidencia demográfica entre maestros y estudiantes, experimenté una verdadera falta de representación asiática en la educación.
Esto cambió cuando fui a la universidad. Con más exposición a profesores asiáticos, finalmente me sentí vista y representada. Me sentí empoderada de que la educación era un campo que podía seguir. Y uní las piezas del rompecabezas: que todo mi trabajo voluntario y actividades extracurriculares se centraban en ayudar a los estudiantes. Para cuando cambié de carrera, tenía que ponerme al día.
Cuando supe de los programas de residencia de maestros en California, aproveché la oportunidad. Obtuve una maestría y una credencial de enseñanza de California en un solo año. Incluso en mi primer año de enseñanza, me sentí más preparada que otros amigos maestros.
Aunque no podemos resolver la escasez de maestros de la noche a la mañana, aquí hay cómo podemos asegurarnos de estar formando a más jóvenes para que se conviertan en educadores altamente efectivos y se mantengan en la profesión.
Primero, necesitamos un programa intensivo de residencia de maestros que construya confianza. A través del programa de residencia de maestros de Aspire en la Escuela de Posgrado de Educación Alder, fui aprendiz cuatro días a la semana y tuve un mentor personal en el aula conmigo que me brindó un apoyo crítico uno a uno. Hacia el final de mi tiempo como aprendiz, uno de los estudiantes en nuestro aula le preguntó a mi mentor: “Entonces, ¿cuál es tu trabajo?” Esto me dio la confianza para enseñar al año siguiente por mi cuenta. Aprendo mejor a través de un enfoque práctico, por lo que cuatro días a la semana en el aula con un día para seminarios intensivos y cursos de materias me ayudaron a adquirir más experiencia en la vida real.
Segundo, esto no sería posible sin apoyos financieros estratégicos. Sabemos que las inequidades sistémicas, incluido el alto costo de la universidad, impiden que muchos persigan una carrera en la educación. Asegurar que los residentes de maestros reciban un estipendio mientras obtienen su título y credencial(es) puede ayudar. A través de una asociación, el programa en el que participé está ayudando a apoyar a los miembros del personal para obtener y pagar un título universitario con credenciales de enseñanza. Dada la importancia de la representación en el aula, la asociación prioriza a los futuros maestros de color y a aquellos de las comunidades locales.
Finalmente, deberíamos expandir los programas de residencia de maestros que sean accesibles para personas de todos los orígenes. Si bien California ha realizado grandes inversiones en programas de residencia de maestros, también necesitamos enfocarnos en iniciativas efectivas de formación de maestros que reflejen las comunidades de nuestras escuelas. Cuando participé, mi programa de residencia de maestros se centró en “cabeza, corazón y manos”. Esto significaba que integrábamos teoría e investigación (cabeza), con una lente de equidad culturalmente receptiva (corazón), y nuestros cursos reflejaban nuestro trabajo de campo (manos). Resaltar la representación, el multiculturalismo y la identidad sigue siendo enfatizado a lo largo del programa, y es algo que aprecio mucho.
La semana pasada, vi con orgullo una promoción de jardín de infantes, que incluía a muchos de mis antiguos estudiantes de jardín de infantes transicional de mi año de práctica docente. Ver su crecimiento académico, y cuánta confianza han ganado en sí mismos y en sus identidades, es otra razón por la que sigo dedicándome a la educación. De muchas maneras, su crecimiento refleja el mío. Y saber que contribuí en parte al éxito de mis ex alumnos y alumnos actuales, mientras florecen a su manera, me llena de orgullo.
Los programas en Aspire están sucediendo a gran escala, con más de 36 escuelas que atienden a más de 15,400 estudiantes en todo California. No solo mi programa de residencia me llevó al aula, también ha jugado un papel en mantenerme allí. Necesitamos más programas efectivos de residencia, y esto puede servir como un modelo para retener maestros en California.
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Annika Emmanuelle Mendoza enseña jardín de infantes transicional en Aspire Richmond Technology Academy en Richmond.
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