As the families of the hostages continue to push for a resolution and demand action from the government, the pressure on Netanyahu is mounting. The tragic deaths of the six hostages have reignited public outrage and calls for a change in strategy. The upcoming national strike and protests are a clear sign that the Israeli public is fed up with the lack of progress in securing the release of the remaining hostages.
It remains to be seen whether Netanyahu will heed the growing calls for a compromise and reevaluate his stance on the negotiations with Hamas. The coming days will be crucial in determining the future of the hostages and the direction of Israeli politics.
One thing is clear – the families of the hostages will not rest until their loved ones are brought home, and the Israeli public is standing behind them in their fight for justice.
El paro nacional del lunes podría cambiar eso.
Mientras tanto, Netanyahu y sus aliados han insistido en que la fuerza militar continua en Gaza, donde el ejército israelí sigue operando después de diez meses, obligará a Hamas a liberar a los rehenes con menos condiciones.
Pero Hamas ha mantenido una demanda fundamental desde que comenzaron las conversaciones indirectas semanas después de la guerra: que la liberación de todos los rehenes, que incluye a muchos soldados israelíes, requiere un alto el fuego completo en la Franja de Gaza.
Cerca de 40,000 palestinos han muerto desde el 7 de octubre, según funcionarios de salud locales, la mayoría de ellos mujeres y niños, a medida que el ejército israelí ha destruido vastas extensiones del enclave asediado.
La guerra ha creado una crisis humanitaria cada vez más profunda marcada por el hambre extrema, la propagación de enfermedades y el desplazamiento de la mayoría de los 2.3 millones de civiles de Gaza a refugios de la ONU y ciudades de carpas expansivas. Los aliados de derecha de Netanyahu han exigido que la ayuda humanitaria al enclave sea restringida para obligar a Hamas a liberar a los rehenes.
Los dos lados han acordado pausar los combates en áreas de Gaza durante al menos ocho horas diarias de domingo a martes para permitir que la Organización Mundial de la Salud de la ONU y los médicos palestinos comiencen una operación compleja para vacunar a 640,000 niños.