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‘Tan amable y gentil’
Tuve la oportunidad de conocer a James Earl Jones en 2010 por un momento después de ver la obra Cat on a Hot Tin Roof en el teatro Novello en Londres. Era un elenco completamente negro con James Earl Jones, Phylicia Rashad, así como Sanaa Lathan y Adrian Lester. Fue toda una experiencia, especialmente como mujer negra. Yo era fan de James Earl Jones por Coming to America y Roots, así que verlo en persona y poder saludarlo y decirle cuánto me había gustado la obra fue emocionante. No quería que firmara nada, pero le dije cuánto me había impactado Roots cuando era una niña negra creciendo en Francia y lo gracioso que era en Coming to America. Él fue tan amable y gentil. La gente estaba esperando que firmara cosas y yo no entendía por qué iba a firmar fotos de Darth Vader. ¡Fue la noche en la que descubrí que era la voz de Darth Vader y Mufasa!
Crecí viendo Star Wars, pero en Francia ambos fueron doblados. Durante las próximas semanas, vi El Rey León y Star Wars en inglés y agregó una nueva capa a quién era como actor y una nueva dimensión a Darth Vader y Mufasa. Decidí que las versiones originales eran mucho mejores que las dobladas y que doblar su voz icónica era un crimen que debería ser castigado. Lydia Coombes, Oxford
‘Recuerdo lo imponente que era Darth Vader’
Recuerdo la primera vez que vi Star Wars de niño y vi a Darth Vader por primera vez. Recuerdo lo imponente que era y su voz era extremadamente importante para eso. Siempre recordaré la icónica frase “Yo soy tu padre” que él pronunció y el puro shock del giro de la relación de Luke con Vader. La voz profunda y majestuosa de Jones ha inspirado muchas emociones en mí a lo largo de los años. Terror, alegría, asombro, humor. Verdaderamente una leyenda del cine. Ben, EE. UU.
‘La mirada de Thulsa Doom se quemó en mi imaginación’
En Conan the Barbarian (1982), la imagen del personaje de James Earl Jones, Thulsa Doom, con la cara extrañamente embelesada, estirándose y cambiando dolorosamente hacia la forma de una serpiente gigante, se ha quemado en mi imaginación desde que era niño. La forma en que mira a la madre joven de Conan antes de que le corte la cabeza es más oscura que el lado oscuro. John, 47, Farnham, Surrey
‘Una de las razones por las que he pasado mi vida trabajando en las artes’
Tuve la suerte de ver a James Earl Jones y Jane Alexander en The Great White Hope en Arena Stage en Washington DC en 1967-68, antes de que se trasladara a Broadway. Él era un gigante. No veremos a otro como él en mi vida. Había ido a algunos musicales de Broadway en mi infancia pero muy pocas obras “serias”. Era una estudiante universitaria y solo recuerdo haber quedado impresionada por el poder de su actuación. Incluso a los 17 años, sabía que estaba presenciando la grandeza en acción. Actualmente soy tesorera de la taquilla en el John F Kennedy Center for the Performing Arts en Washington y honestamente su actuación es una de las razones por las que he pasado mi vida trabajando en las artes. Jillian, Washington DC
‘Un apretón de manos único en la vida’
Hace catorce años, nuestros caminos se cruzaron después de una función de Cat on a Hot Tin Roof en el teatro Novello en 2010. Había un grupo enorme de adolescentes canadienses con su profesor esperándolo afuera. James salió y se subió a la parte trasera de una furgoneta con la puerta corrediza abierta mientras firmaba y hablaba con todos ellos. Finalmente, yo era el último en pie, por así decirlo, y lo tomé por sorpresa con mi acento inglés. Le dije que era mi primera obra de Tennessee Williams. Él me dijo que necesitaba ver más. Hablamos durante lo que pareció una eternidad sobre teatro y Tennessee Williams y cuánto le encantaba venir a Londres.
“Intento venir lo más posible en otoño porque a mi esposa le encanta hacer compras aquí antes de las fiestas”, se rió. Le dije “Debo dejarte ir”, dándome cuenta de que aún estaba en la parte trasera de su furgoneta con el conductor esperando pacientemente. James tenía un bolígrafo en una mano y terminamos en un extraño apretón de manos de derecha e izquierda que resultó en más risas. Me di la vuelta para irme y escuché un estruendoso “¡Eh!” y me volví. Él estaba allí, su mano derecha extendida correctamente ahora y una enorme sonrisa brillante. Por supuesto que volví para ese apretón de manos único en la vida. Qué persona tan encantadora. Edward Phillips, Northampton
‘Gran actor’
Dos momentos siempre quedan en mi mente cuando pienso en este gran actor. En primer lugar, la joya olvidada de un documental de Al Pacino sobre Shakespeare, Buscando a Ricardo. Jones habla sobre descubrir el poder trascendental del diálogo shakesperiano. El segundo sería cuando lo vi en el escenario en Cat on a Hot Tin Roof con Phylicia Rashad en el teatro Novello. El poder de su voz es bien conocido a través de Vader y El Rey León, por supuesto, pero en vivo en el escenario fue increíblemente matizado. Daniel, Brighton
‘Su gloriosa voz y buen humor son inigualables’
Estaba trabajando para una pareja de actores conocidos con sede en Nueva York en la década de 1990 y James Earl Jones fue un invitado en su casa de campo. Había terminado mi trabajo allí por el día y estaba arriba en mi pequeña sala de estar, viendo televisión y comiendo helado. Escuché una voz atronadora preguntando si podía saludar. Al siguiente minuto, asomó la cabeza por la puerta. “¿Estás viendo el partido?” preguntó. “No, lo siento, no me interesa el fútbol americano”, dije. “¿De dónde es tu encantador acento?” preguntó. “De Nueva Zelanda”, dije. “Ah, los poderosos All Blacks”, dijo. “No me sorprende que no sigas el fútbol. El rugby es un gran deporte y nadie lo hace mejor que los All Blacks. Disfruta tu noche”, llamó, mientras se iba. Su gloriosa voz y buen humor son inigualables. Jo Dippie, Nelson, Nueva Zelanda
‘Él trajo tanto poder y gracia al papel’
Me siento bendecida de haber visto a James Earl Jones actuar en vivo en Broadway en You Can’t Take It With You en 2014. Fue increíble, trayendo tanto poder y gracia al papel. Fue un verdadero privilegio presenciar su talento de primera mano, una experiencia inolvidable que atesoraré para siempre. Nikki Campbell, Londres
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