Tres semanas de intensos ataques israelíes y otros ataques en Líbano han matado a más de 1,400 personas, incluidas 22 el domingo, y desplazado a otros 1.2 millones, según las autoridades libanesas.
Hezbollah – una organización política, militar y social islámica chiíta que tiene un gran poder en Líbano – ha permanecido desafiante a pesar de sufrir una serie de golpes devastadores en las últimas semanas, incluido el asesinato de su líder y la mayoría de sus principales comandantes militares.
El lunes, el grupo insistió en que estaba “confidente… en la capacidad de nuestra resistencia para oponerse a la agresión israelí”.
Esto ocurrió horas después de que los cohetes de Hezbollah impactaran en la ciudad portuaria del norte de Israel, Haifa, y en la ciudad de Tiberias, causando daños y nueve heridos.
Otros 135 cohetes fueron lanzados desde Líbano hacia Israel el lunes, según las FDI. La policía informó que una carretera resultó dañada en la región de Baja Galilea entre Haifa y Tiberias.
El gobierno de Israel – que designa a Hezbollah como una organización terrorista – se ha comprometido a garantizar la seguridad para que decenas de miles de residentes desplazados puedan regresar a sus hogares cerca de la frontera libanesa después de un año de combates transfronterizos desencadenados por la guerra en Gaza.
Las hostilidades han ido en aumento desde que Hezbollah comenzó a disparar cohetes hacia el norte de Israel en apoyo a los palestinos el 8 de octubre de 2023, el día después del mortal ataque de su aliado Hamas en el sur de Israel.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, dijo en una reunión de gabinete el lunes que el “contraataque a nuestros enemigos en el eje del mal de Irán es necesario para asegurar nuestro futuro y garantizar nuestra seguridad”.