Reseña del álbum: Japandroids, ‘Destino y Alcohol’

Hay mucho que explicar antes de entrar en Fate & Alcohol, lo cual podría ser lo último que alguien esperaría que alguien dijera sobre un disco de Japandroids. Sin embargo, todo ese contexto no es particularmente necesario para comprender su impacto como el último disco de Japandroids: siguen siendo una banda, uno desearía que la oración pudiera terminar allí, que siempre va hacia la emoción sobre cualquier otra cosa en su música, incluso cuando la composición del cantante y guitarrista Brian King se volvió más narrativa con los años. Todavía no necesitas mucho más que presionar play – o escuchar las canciones en vivo, aunque eso ya no está en los planes – para sentir la emoción. En cuanto a los temas, el título del nuevo álbum proporciona un buen resumen. ¿Y qué si han pasado siete años desde el último álbum del dúo, y muchos fans ya habían asumido que había terminado? “Sintoniza mañana, desconéctate esta noche”, aconseja King en ‘Fugitive Summer’. Fate & Alcohol está aquí para ambos.

Pero en cuanto a discos finales se refiere, no se siente ni como un verdadero retorno a lo básico ni como un adiós apropiado. No es una despedida triunfante, y no es un disco que suene como si estuviera buscando ese título. La mayor parte del material fue escrito entre 2017 y 2020, cuando los cambios que han llegado a definir sus vidas – para King, eso sería la sobriedad y la perspectiva de ser padre – aún no se habían asentado por completo. “Odio que mi única contribución a la música hasta ahora haya sido confusa y realmente me encantaría hacer al menos un disco con la mente clara”, dijo King en su primera entrevista en años. “Pero me preocupa caer de nuevo en viejos hábitos. Una vez fue suficiente, no puedo hacer pasar a mi familia por eso de nuevo.” Eso significa que obtenemos un disco de Japandroids que está gloriosamente en medio de todo, uno que no intenta reescribir su historia ni pasar la página pero no puede quedarse en el mismo lugar. Es emocionante, exuberante y dolorosamente consciente de sí mismo.

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Si alguna vez has escuchado a Japandroids, una de estas últimas palabras resaltará. La banda siempre ha sido consciente de sí misma a su manera – es una característica definitoria de lo que se ha llegado a conocer como “dudes rock” – pero no es solo divertido. Deja una picadura. Claro, obtienes una canción llamada ‘A Gaslight Anthem’, pero también obtienes versos como, “Oh, están tan serios contigo/ Actuando todo misterioso/ Sin saber que no estás huyendo, solo yéndote.” Harto de ser percibido como un artista elusivo haciendo música escapista, King traza un nuevo comienzo que se centra sinceramente en el amor como la fuerza que alimenta las canciones y, irónicamente, ilumina un mundo fuera de todo lo que representan. “Ninguna bebida conocida y ninguna droga conocida podrían igualar el amor que siento por ti”, cantó King en la penúltima pista de Near to the Wild Heart of Life de 2017, y hasta que finalmente toma la decisión en la canción final ‘All Bets Are Off’, Fate & Alcohol es básicamente acerca de seguir esa revelación. Japandroids no son ajenos al hecho de que ha habido una brecha tan larga; hacen balance de ello. Pero también hacen que suene como si eso hubiera sido ayer.

La desconexión llega primero en Fate & Alcohol – las primeras tres canciones ponen en marcha el disco con una ferocidad desenfrenada, indulgiendo en viejos hábitos que te hacen lucir mal (pero suenan como fuego). Pero no es tan sencillo: ‘D&T’ nos arrebata la euforia justo de nuestras manos, haciéndola sonar más como un autoexorcismo que una catarsis. Y mientras ‘Alice’ explora un territorio familiar en términos de romance, la batería de David Prowse acumula tensión de una manera que te sumerge en la narrativa. Pero es más tarde – cuando King, por primera vez, realmente se está sintonizando con las mañanas siguientes – que la sutileza de su composición se hace evidente. “A veces el silencio lo dice todo”, ofrece en ‘Chicago’, y luego no puede evitar cortarlo: “Lo que se sobre el amor, lo sé cuando lo veo/ Así que ahorrame la tontería, es evidente.” ‘Upon Sober Reflection’ reconoce que la sobriedad no solo se trata de la introspección, sino de la capacidad de ver más allá de uno mismo, lo cual hace adoptando la perspectiva de la otra persona. Y mientras que toda la acumulación en ‘Positively 34th Street’ se basa en su narrativización, son las palabras de ella en respuesta las que se abren paso a través de uno de los coros más emocionantes del álbum.

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Grabado con el colaborador de mucho tiempo Jesse Gander, Fate & Alcohol equilibra la diferencia entre el abandono crudo y frenético de los primeros trabajos de Japandroids y la experimentación ambiciosa de Near to the Wild Heart of Life – aunque contrarresta sus tendencias juveniles no con sintetizadores o baladas sino ejerciendo moderación. Lo que no intenta es atar cabos sueltos o ofrecer alguna explicación sobre por qué tuvo que ser de esta manera. Bueno, excepto tal vez una vez: “El tiempo no es más que un viento, soplando desde un lugar desconocido/ Nos lleva hacia el otro, y siempre, lejos de casa”, declara King en ‘Positively 34th Street’. A medida que los años y las lágrimas se acumulan, todo se vuelve demasiado complicado de enderezar. Japandroids han terminado, pero la noche, al final de Fate & Alcohol, está lejos de haber terminado: no hay fuegos artificiales viéndonos partir esta vez, solo el destello de posibilidad. Comenzando de nuevo.