Cómo Aplicar la Ciencia Cognitiva en el Diseño Instruccional

¿Por qué es la ciencia cognitiva una guía útil para el diseño instruccional?

La ciencia cognitiva es el estudio de cómo procesan la información nuestros cerebros. Específicamente, se centra en cómo pensamos, recordamos, resolvemos problemas y tomamos decisiones. Es una mezcla de psicología, neurociencia y lingüística. Pero, ¿por qué es tan importante la ciencia cognitiva, especialmente en el diseño instruccional? Cuando se trata de aprendizaje, la ciencia cognitiva es el secreto detrás de todo. Nos dice cómo los estudiantes absorben nueva información, la almacenan y luego la aplican. Por lo tanto, una vez que los diseñadores instruccionales entienden cómo realmente funciona el aprendizaje, pueden crear experiencias educativas más efectivas, atractivas y memorables.

Si eres un diseñador instruccional, debes saber que diseñar lecciones sin entender cómo realmente aprende el cerebro es inútil. Claro, puedes crear algo valioso, pero ¿será efectivo? ¿Se quedará en la mente de tus estudiantes? La ciencia cognitiva ofrece sus principios para hacer que el diseño instruccional sea más significativo. Hablemos brevemente sobre la teoría de la carga cognitiva. La carga cognitiva es el esfuerzo mental requerido para aprender algo. Si sobrecargas los cerebros de las personas con demasiada información de una sola vez, se apagarán. Pero si distribuyes el contenido con el tiempo adecuado y proporcionas descansos, estás aliviando sus cerebros. Luego está la memoria y la retención. La ciencia cognitiva te enseña que el aprendizaje necesita ser reforzado con el tiempo. Por último, no olvidemos la motivación. Las personas aprenden mejor cuando realmente están interesadas en lo que están aprendiendo, y la ciencia cognitiva nos ayuda a comprender exactamente qué desencadena la motivación en el cerebro.

A continuación, profundizaremos en la ciencia cognitiva y cómo aplicarla en el diseño instruccional, estructurando tus lecciones de una manera que facilite que los cerebros de tus estudiantes reciban, entiendan y retengan conocimiento.

Cómo incorporar la ciencia cognitiva en el diseño instruccional
Motivación y compromiso

Cuando se trata de diseñar lecciones, la motivación es lo que convierte a los estudiantes pasivos en participantes activos. Sin ella, incluso las lecciones mejor diseñadas fallan. Así que hablemos de cómo agregar motivación adicional a tu diseño instruccional utilizando algunos principios de la ciencia cognitiva. Según la ciencia cognitiva, nuestros cerebros disfrutan del desafío, la retroalimentación y el control. Aquí es donde entra la teoría de la autodeterminación. Según ella, la motivación consiste en autonomía, competencia y relación. Básicamente, los estudiantes quieren sentir que tienen una elección, que son buenos en lo que hacen y que están conectados con los demás.

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Para incorporar esto, comienza dándoles a los estudiantes cierto control sobre su aprendizaje. Por ejemplo, déjalos elegir temas, decidir cómo completan las tareas, o establecer sus propias metas. A continuación, considera la gamificación. Cuando agregas algunos elementos de juego basados en la cognición en los cursos, como tablas de clasificación, insignias o barras de progreso, el proceso se convierte en una competencia que los estudiantes realmente quieren ganar, alineándose así con la teoría de la autodeterminación mencionada anteriormente.

Desglosar la información

Desglosar la información en trozos más pequeños es una forma amigable para el cerebro de organizar los materiales de las lecciones. Según la ciencia cognitiva, nuestros cerebros solo pueden manejar cierta cantidad de conocimiento nuevo simultáneamente. En lugar de impartir una lección entera llena de información, lo que resultaría en sobrecargar a tus estudiantes, agrupa el material de aprendizaje en secciones manejables que sean más fáciles para el cerebro de procesar y recordar.

¿Cómo funciona? Imagina enseñar sobre la Segunda Guerra Mundial. No presentas todas las batallas importantes, fechas, figuras históricas y coaliciones en un solo módulo. No, lo desglosas. Comienza con una introducción que incluya eventos y conceptos clave. Una vez que tus estudiantes hayan digerido eso, pasa a las causas, como problemas políticos, económicos y sociales. Luego, introduce las principales batallas, seguidas por la vida durante la guerra, la propaganda, la participación de las mujeres y otros temas relacionados. Por último, introduce las consecuencias y la vida después de la guerra. Generalmente, para evitar la sobrecarga de información, debes organizar el contenido en secciones o módulos. Si te adhieres a esa regla, es más probable que crees lecciones efectivas.

Andamiaje del aprendizaje

El andamiaje en el diseño instruccional ayuda a los estudiantes a familiarizarse con nuevos conceptos sin sentirse abrumados. Digamos que estás enseñando sobre marketing digital. No puedes esperar que los estudiantes organicen y ejecuten anuncios en redes sociales perfectamente desde el primer día, ¿verdad? En su lugar, comienza poco a poco, tal vez explicando conceptos clave. A medida que se sientan cómodos, introduce lentamente tareas más complejas, como los KPI. El último paso sería ejecutar campañas simuladas de marketing digital en plataformas. El andamiaje implica aumentar la complejidad de las tareas a medida que los estudiantes mejoran sus habilidades.

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¿Cómo haces esto realmente en el diseño de lecciones? Si tus estudiantes son principiantes, querrás desglosar las cosas, como mencionamos anteriormente. Dales metas fácilmente alcanzables para que no se sientan abrumados y se rindan antes de siquiera empezar. También puedes usar listas de verificación para guiarlos. A medida que se sienten más cómodos, puedes comenzar a reducir el apoyo. Tal vez les ofrezcas tareas de resolución de problemas en lugar de guiarlos a través de cada paso. En cuanto a los estudiantes avanzados, simplemente asígnales desafíos y tareas que puedan abordar por sí mismos.

Aprendizaje activo

El aprendizaje activo se basa en la ciencia cognitiva. Esto se debe a que cuando las personas participan en su propio aprendizaje a través de la resolución de problemas, discusiones y actividades prácticas, retienen más información. ¿Por qué? Sus cerebros están trabajando en lugar de recibir conocimiento pasivamente. Los científicos cognitivos llaman a esto “procesamiento profundo”. Cuando los estudiantes tienen que hacer algo con el contenido, como resolver un problema, debatir o experimentar, establecen conexiones significativas y activan diferentes partes de sus cerebros.

Por ejemplo, en lugar de simplemente dar una conferencia sobre un concepto, presenta a los estudiantes un problema que tengan que resolver por sí mismos o en grupos. O dales un escenario del mundo real y anímalos a aplicar lo que han aprendido. Notarás que no solo están memorizando el material de aprendizaje, sino que están pensando críticamente, colaborando y, lo más importante, aprendiendo de una manera que se queda con ellos. Para un enfoque más avanzado, incorpora discusiones donde los estudiantes puedan intercambiar ideas, desafiarse mutuamente y defender sus opiniones. Las conversaciones mantienen las lecciones dinámicas, lo que potencia su comprensión del tema.

Evaluaciones

Las evaluaciones no tienen por qué ser aburridas o estresantes. Cuando se utilizan correctamente, en realidad impulsan el aprendizaje. Comencemos presentando los dos tipos de evaluaciones, formativa y sumativa. Las evaluaciones formativas se utilizan para verificar el progreso de los estudiantes durante el proceso de aprendizaje, mientras que las sumativas implican evaluar lo que han aprendido al final. En ambos casos, es importante ofrecer retroalimentación oportuna a los estudiantes sobre su progreso. La ciencia cognitiva nos dice que esto es clave para ayudarlos a retener la información y aplicarla en el futuro. Por lo tanto, es mejor incorporar ambos tipos de evaluaciones y permitir que tu audiencia procese la retroalimentación y la aplique en el futuro.

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Finalmente, también es importante alentar a los estudiantes a evaluar su propio progreso. Eso se llama metacognición, y significa que piensen en su propio pensamiento. Aumenta la retención y los ayuda a ser más conscientes de sus procesos de aprendizaje, así que asegúrate de incluir oportunidades para que reflexionen sobre lo que funcionó y lo que no.

Implementación de la tecnología

Antes de incorporar cada nueva tecnología y herramienta en tu diseño instruccional, hablemos de cómo hacerlo bien sin abrumar los cerebros de tus estudiantes. Primero, utiliza multimedia sabiamente. Combina texto con imágenes, videos e infografías para alinear tus lecciones con la teoría de doble codificación. De esta manera, ayudas a tus estudiantes a procesar la información tanto visual como verbalmente, lo que significa que retendrán más de ella. Pero no exageres. Solo porque puedas agregar un video, una infografía y un cuestionario no significa que debas hacerlo. El equilibrio es clave.

También existen tecnologías de aprendizaje adaptativo e inteligencia artificial. Estas te permiten adaptar las lecciones para que se ajusten al ritmo, preferencias y nivel de habilidad único de cada estudiante. Ya sea ajustando la dificultad según el rendimiento o recomendando recursos adicionales, la IA puede ayudar a tus estudiantes a mantenerse en el camino sin sentirse abrumados. Mientras exploras todas las formas de hacer que tus lecciones sean más impulsadas por la tecnología, asegúrate de que cada elemento añada valor y no sea solo por propósitos decorativos.

Conclusión

Cuando aplicas la ciencia cognitiva en el diseño instruccional, los beneficios son claros. Las lecciones se vuelven más atractivas, los estudiantes retienen mejor la información y los resultados generales mejoran. Conceptos como el manejo de la carga cognitiva o el uso de la teoría de doble codificación ayudan a crear materiales que se alinean con la forma en que funciona el cerebro. Sin embargo, asegúrate siempre de evaluar y mejorar tus lecciones porque lo que funciona con un grupo de estudiantes puede no funcionar con otro. En última instancia, combinar la ciencia cognitiva con la mejora continua te permite crear cursos más inteligentes y efectivos que apoyen a tus estudiantes en cada paso del camino.