Elección en Moldavia: Flujo de dinero ruso a cambio de votos llega a la vecina Ucrania mientras la nación se dirige a las urnas.

“No estoy al tanto de ningún otro lugar donde hayamos visto un intento tan descarado y abierto de corromper unas elecciones”, me dijo esta semana la fiscal jefa anticorrupción de Moldavia, Veronica Dragalin, en su oficina en Chisinau.

Nacida en Moldavia, pasó la mayor parte de su vida en los EE. UU. – más recientemente como fiscal en Los Ángeles – antes de regresar al país y a un trabajo en una pequeña oficina en el quinto piso de un edificio de la era soviética con un ascensor roto.

Lo que su equipo dice que han descubierto, trabajando con la policía, es un esquema de pagos piramidal abiertamente dirigido desde Rusia por Ilan Shor y su grupo.

“Estamos hablando de un país extranjero enviando dinero en un intento de influir en las elecciones”, lo aclara la Sra. Dragalin. Detalla pruebas obtenidas a través de escuchas telefónicas, infiltrados policiales y testigos – algunas de las cuales su oficina ha hecho públicas.

“Al principio intentaron hacer que pareciera legítimo. Ahora es casi como si estuvieran mostrando descaradamente todas las leyes… [y] influenciando abiertamente la decisión de votar”, dice la fiscal.

“El objetivo principal es hacer que el referéndum fracase.”

Según su equipo, una vez que los mensajeros de efectivo fueron detectados en el aeropuerto y esa ruta se hizo más difícil, los pagos comenzaron a ser canalizados a través de un banco ruso sancionado, PSB.

A principios de octubre, hasta 130.000 votantes habían recibido pagos a través de este esquema – alrededor del 10% del electorado activo, según Viorel Cernauteanu, jefe de policía.

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“Solo en septiembre, se transfirieron $15 millones (£12 millones),” me dijo, explicando cómo podían rastrear fondos y destinatarios porque proporcionaban datos personales para abrir una cuenta bancaria.

Ofrecer dinero o bienes a cambio de votos es un delito con una posible condena de cinco años de cárcel. El mes pasado, una nueva ley convirtió en una falta administrativa aceptar dinero también.

Pero en uno de los países más pobres de Europa, no es difícil encontrar receptores dispuestos de efectivo.