Los estándares revisados para la profesión docente en California fueron aprobados por la Comisión de Acreditación de Maestros el jueves, enfatizando la enseñanza culturalmente receptiva, el aprendizaje socioemocional y la participación familiar.
Estos estándares, que guían el desarrollo profesional y la evaluación de los maestros en todo el estado, describen ampliamente los conocimientos, habilidades y capacidades esperados de los maestros experimentados efectivos. La ley estatal requiere que sean actualizados regularmente.
Los nuevos estándares presentan seis dominios principales de enseñanza, similares a los estándares anteriores, y son paralelos a otros estándares estatales. Los dominios incluyen la participación y apoyo de todos los estudiantes en el aprendizaje, la creación de ambientes efectivos para el aprendizaje de los estudiantes, la comprensión y organización de la materia para el aprendizaje de los estudiantes, la planificación de la instrucción y el diseño de experiencias de aprendizaje, la evaluación de los estudiantes para el aprendizaje y el desarrollo como educador profesional.
Además, los nuevos estándares se centran en la participación familiar y comunitaria, requiriendo que los maestros encuentren estrategias efectivas para comunicarse y crear relaciones con las familias. También se incluyen secciones sobre la reflexión sobre actitudes y prejuicios personales, así como sobre el código ético personal.
A pesar de las solicitudes de algunos oradores para retrasar la implementación de los estándares, la comisión votó a favor de que entren en vigencia en el año escolar 2025-26. La presidenta de la comisión también pidió al personal que desarrolle un plan de implementación para apoyar a los distritos escolares y programas de preparación de maestros durante la transición.
En resumen, los nuevos estándares revisados para la profesión docente en California buscan rehumanizar el sistema educativo al centrarse en el estudiante en su totalidad, sus identidades y lo que es significativo para ellos en este mundo. Estos estándares tienen el potencial de transformar todas nuestras aulas en comunidades culturalmente y lingüísticamente receptivas y sostenibles, valorando las identidades, activos y agencia de los estudiantes.